África es un continente clave dentro de las estrategias geopolíticas mundiales, sin embargo, la actitud de invisibilidad sus carencias y problemáticas es una realidad que repercute con mucha gravedad en la cotidianeidad de cada africano y africana.
El desarrollo de la vida, la estabilidad económica, el hambre y la desnutrición, la falta de un eficiente sistema sanitarios y la difícil tarea por conseguir una paz permanente son algunos de los desafíos actuales que día a día hay que superar si se pretende vivir con los estándares de vida que conocemos en occidente. Según datos proporcionados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), de los 20 países más pobres del mundo 19 están en África. Así mismo, el promedio de esperanza de vida de todo el continente africano no supera los 68 cuando en Europa oscila entre 77 y 83 años, y de los 50 países menos desarrollados del mundo, 40 están en África.
Las estigmatizaciones de estos factores hacen que en general el tema “África” sea un tema olvidado, se trate superficialmente o simplemente se corra de los mítines internacionales. En ocasiones se lo convierte en una “víctima perpetua” pero pocas veces se concretan soluciones de ayuda que favorezcan la plena libertad democrática y la defensa de todos los derechos fundamentales de cada persona africana.
Por todo esto, es propicio resaltar que el pasado 25 de mayo se conmemoró el Día de África, también conocido como el Día de la Liberación Africana. Como cada año, esta jornada sirve para reivindicar la unidad y solidaridad de los pueblos del continente y promover su desarrollo. Ubicado en la Agenda internacional, este Día representa una obligada mirada al continente y que al menos, por una vez al año, se organicen actividades que permitan visibilizar con solidaridad soluciones urgentes.
Fue elegida esta fecha por coincidir con la creación de la Organización de la Unidad Africana (OUA), fundada en 1963. Aquel día de mayo, 32 Estados africanos firmaron la Carta fundacional en Addis Abeba, Etiopía. En 2002, la OUA pasó a llamarse la Unión Africana.
La descolonización de los países africanos en los años sesenta, posibilitaron la Unión Africana con la finalidad de establecer soberanía en regiones y territorios que había sido oprimidos por siglos y que habían sido vaciados de todas sus riquezas naturales. Hoy la integran 55 países, es miembro observador de Naciones Unidas y sus principales retos son impulsar el desarrollo y la cooperación en comercio, educación y salud.
A lo largo de todos estos años, las naciones africanas independientes se implicaron activamente en la diplomacia mundial, participando en organizaciones internacionales y estableciendo relaciones diplomáticas y se convirtieron en importantes agentes en la configuración de los asuntos mundiales.
Pero tan solo un día para todo un continente desbordado de conflictos olvidados no alcanza. Es imperante cooptar también voluntades ajenas a este continente para traer ayuda, para enfrentar las problemáticas sociales y desarticular la obsoleta visión esclavizadora que el mundo entero puso sobre sus espaldas.
A pesar de los avances significativos que las naciones africanas han conseguido, resulta todavía necesario que la comunidad internacional tome con total seriedad y compromiso otorgar las herramientas necesarias para que los logros sean permanentes, concretos y sólidos. Programas de ayuda humanitaria, financiamiento monetario, proyectos de educación y salud solo son la punta del iceberg. Se debe asegurar mucho más que eso.
Por siglos, África proveyó, aunque forzadamente bajo regímenes de blancos, colonizadores y esclavistas, riquezas de todo tipo a Europa y las Américas. Así mismo, contribuyó a forjar las identidades colectivas y culturales de numerosas naciones. Resulta claro que es grande la deuda que occidente tiene con África y es urgente que occidente retribuya.
Cada 25 de mayo, es una oportunidad abierta para mirar a África con ojos de solidaridad, humanidad, hermandad y una fecha propicia para reforzar nuestro compromiso en la consolidación permanente de los derechos de cada africano y africana. No nos olvidemos de África. África nos necesita.
Juan Pablo Urcola
Lic. en Comunicación Social (UNQ)
Diplomado en Ciencias Sociales (UNQ)