En este día Internacional de la Mujer – 8 M – es momento de poner el foco y tener presente la violencia de género, no olvidar lo que representa, que es un grave problema de derechos humanos, de salud pública, de igualdad y paridad, que padecen las mujeres desde tiempo inmemoriales.

Durante años Argentina, de acuerdo con las Conferencias Internacionales de Naciones Unidas especialmente de Beijing, ha dispuesto políticas en función de su erradicación. Estas políticas públicas se han traducido en programas específicos sobre la salud integral de las mujeres, la defensa de sus derechos, en la atención a través de protocolos y actuaciones multidisciplinarias y la protección frente a las violencias y la discriminación.

La prevención de la violencia contra la mujer ha tenido grandes avances y logros concretos en la sociedad, pero queda todavía mucho por hacer, es un trabajo diario, permanente y cuyo horizonte no tiene fin.

Esto debe incluir una educación destinada a los varones quienes, de acuerdo con estadísticas nacionales y regionales, ejercen violencias reforzadas por el legado colonial, las religiones y las estructuras socioeconómicas que perpetúan desigualdades.

Las situaciones de violencia de género suelen ser subdetectadas y tratadas exclusivamente por síntomas físicos. Por ello es necesario que la mayoría de las políticas se orienten a reforzar acciones de formación integral que incluyan a los varones.

En 2023 en Argentina se contabilizaron 308 feminicidios (fuente: Observatorio Ahora que Si nos Ven). En enero de 2024, el Observatorio de Mumalá registró 1 feminicidio cada 27 horas, en el mismo período de 2023, la cantidad de asesinatos fueron 22.

ONU Mujeres han listado medidas para que los países hagan frente a todas las formas de violencia contra la mujer:

• Políticas sólidas que transformen las relaciones de género y abarquen desde el cuidado de niños, niñas, adolescentes, personas ancianas y discapacitadas hasta la igualdad salarial
• Fortalecimiento del sistema de salud para asistencia a las víctimas
• Intervenciones en las escuelas y en centros de enseñanza que contribuyan a cuestionar actitudes y creencias discriminatorias, poniendo especial énfasis en la educación de los varones en términos de igualdad y de respeto hacia las mujeres
• Mayor recopilación de datos e inversiones para obtener mejores mediciones de las diferentes formas de violencia que sufren las mujeres, entre ellas las más marginadas
• Medidas de sensibilización en los medios de comunicación y en plataformas digitales que pongan foco en la dominación y sometimiento de parte de los varones

Se trata de un problema político y estructural que requiere el compromiso de todas las instituciones, tanto públicas como privadas.

Este día del 8 M se instituye luego de varios episodios de violencia ocurridos entre 1857, en el mes de marzo – el primero en la ciudad de Nueva York y 50 años después en el mismo mes de 1908 al grito de “pan y rosas” 15000 mujeres marchaban por aumento de salario y mejores condiciones de vida y 1909, mujeres trabajadoras se manifestaban en protesta por su condición laboral y que termina en tragedia con 129 mujeres quemadas.

En 1911 una marcha multitudinaria también termina en un incendio en una fábrica, se cree que el 8 de marzo con 143 mujeres quemadas. La quema de mujeres en todos los tiempos parece ser desde el medioevo hasta hoy, un ritual que el patriarcado prefiere para hacer cenizas los reclamos de las mujeres.

Finalmente, en 1975 la ONU constituye el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

Hacemos un llamado a reflexionar sobre toda la historia que nos precede, homenajear a todas las mujeres que llevaron adelante las primeras acciones contra la injusticia de género, reconocer lo que se logró y lo que falta para seguir construyendo el camino hacia la paridad de género, con una amplia perspectiva de derechos humanos, la eliminación de estereotipos y roles de género y la educación en un plano de igualdad y respeto.

Mg. Fernanda Gil Lozano
Directora Ejecutiva CIPDH-UNESCO