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DÍA INTERNACIONAL DE LAS DEFENSORAS DE DERECHOS HUMANOS

Esta fecha fue declarada en el marco de la primera Consulta Internacional de Defensoras de Derechos Humanos, realizada en Colombo, Sri Lanka, en 2005. En este comité participaron más de 200 activistas provenientes de más de 70 países. A partir del año siguiente, comenzó a celebrarse cada año en búsqueda de lograr más difusión sobre la situación actual de quienes participan en esta tarea.

En 2008 se creó la Coalición Internacional de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos para garantizar el cumplimiento de esta iniciativa y en 2013 Naciones Unidas promulgó su primera resolución sobre la labor, iniciativa presentada en Asamblea General con el nombre de “Resolución defensoras”.

Las defensoras de los derechos humanos comprenden un número significativo de activistas de una amplia gama de organizaciones de la sociedad civil. En cuanto a su actividad, están sometidas a una violencia adicional por motivos de género y a riesgos mucho más específicos cuando realizan su trabajo.

En efecto, la cultura, la tradición, las costumbres y la religión pueden llegar a validar la supresión de sus actividades con el fin de serles negados sus derechos los cuales se manifiestan en un amplio espectro. Además de la violencia, los estereotipos de género se invocan, usualmente, para dañar su reputación y deslegitimar su trabajo; por ejemplo, pueden ser acusadas de ser malas madres, amenazadas con perder a sus hijos e hijas y excluidas por sus familias o comunidades.

Dado que los riesgos y las violaciones a sus derechos a las deben enfrentarse las defensoras son de naturaleza única, sus necesidades en materia de seguridad también les son específicas en función del género. La cuestión clave no es preguntarse si se enfrentan a más o menos agresiones que los hombres, sino reconocer que la naturaleza de estos ataques, sus impactos y consecuencias son discriminatorios y, por tanto, requieren medidas de protección integrales y específicas. Esta discriminación se expresa en misoginia, estigmatización, ataques en medios de comunicación, cuestionamientos indebidos; desprotección y en un acceso menor a recursos y a falta de apoyo político en la mayoría de los casos

Es importante que la sociedad civil reconozca que las defensoras que trabajan en temas estigmatizados, como las cuestiones LGBTI, la tenencia de la tierra, el derecho a un ambiente sano, al respeto por las tareas de cuidado, el derecho al aborto, suelen ser más vulnerables, dado que algunas organizaciones rehúyen a estos temas.

Tenemos que examinar cómo actuar de manera inclusiva, no sólo en la protección de los derechos de las comunidades marginadas, sino también de quienes trabajan para proteger los derechos de esas comunidades. Para salvaguardar a las defensoras y activistas, la sociedad civil debe ser capaz de reunirse y debatir, compartir estrategias y planificar acciones conjuntas para brindarles apoyo.

En tiempos en que los recursos para las redes de defensoras y activistas son limitados, es importante generar medidas para lograr el cambio social. Ellas precisan, asimismo, formación en materia de seguridad y documentarse y recibir apoyo para estar atentas a las tendencias globales y crear respuestas coordinadas a las violaciones a las que se someten.

Hina Jilani, Representante Especial del Secretario General de la ONU para la Situación de las Defensoras de los Derechos Humanos, ha declarado que “…no hay mejor protección para las defensoras de los derechos humanos que la fuerza y el apoyo de sus propios movimientos”.

Debemos reconocer su trabajo para garantizar su asistencia y, al hacerlo, mejorar el avance de los derechos que defienden.

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