En noviembre de 2007 Naciones Unidas proclamó el 20 de febrero Día Mundial de la Justicia Social, celebrado, por primera vez, en 2009. Un año antes, el 10 de junio de 2008, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) había adoptado la Declaración sobre la Justicia Social para una Globalización Equitativa.
La justicia social se basa en la igualdad de oportunidades y en los derechos humanos, más allá del concepto tradicional de justicia legal. Está basada en la equidad y es imprescindible para que cada persona pueda desarrollarse en una sociedad en paz.
La Asamblea General de Naciones Unidas, reconoce que el desarrollo social y la justicia social son indispensables para la consecución y el mantenimiento de la unidad y la seguridad entre las naciones. Tanto el desarrollo social como la justicia social no pueden alcanzarse sin conciliación, ni respeto por los derechos humanos y por las libertades fundamentales.
Hoy es una realidad que gran cantidad de personas ingresan a la economía informal y que muchas veces se ven forzadas a aceptar precarias condiciones laborales para subsistir.
Por eso es de suma importancia que los Estados adecuen los mecanismos de protección y desarrollo de la justicia social mediante políticas públicas que atiendan sus necesidades básicas y que contribuyan a crear condiciones de bienestar, a recibir justa remuneración y a controlar y erradicar la servidumbre en todos los ámbitos laborales. Asimismo, la justicia social pretende el equilibrio entre los diferentes sectores de la sociedad.
Es imperativo que para que en una sociedad se desarrolle con justicia social exista igualdad de oportunidades y un amplio desarrollo de aceptación y de promoción de derechos: con derechos hay igualdad, con igualdad habrá justicia social.