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Entrevista a Daniela Hormazabal Rojas

Creo que un organismo electoral debería sobre todo en contextos de voto voluntario, promover la formación y participación ciudadana

Maestra en Ciencias Sociales, FLACSO-México, Cientista Política de la Universidad Diego Portales de Chile y Diplomada en Big Data para Políticas Públicas de la Universidad Adolfo Ibañez de Chile. Ha sido investigadora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD-Chile) y Coordinadora de Comités Técnicos en el Ministerio del Interior de Chile. Actualmente se desempeña como Jefa de la Unidad de Estudios del Servicio Electoral de Chile, y forma parte de la red latinoamericana “Red de Politólogas”. Recibió la Beca Secretaría de Relaciones Exteriores de México para Maestría en Ciencias Sociales 2008-2010, y la Beca Cámara de Diputados Concurso Memoristas por la tesis de pregrado: “Presencia femenina en el Congreso y su efecto en la representación de género. Estudio comparado de Argentina, Costa Rica y Chile” 2006.
Dentro de sus últimas publicaciones se destacan:

  • “Autonomía Constitucional de los Organismos Electorales”. Revista Mundo Electoral, Año 16, n°. 47, Agosto 2023.
  • “Cómo incrementar la participación electoral en Chile más allá del voto obligatorio”. Revista Mundo Electoral, Año 12, n.° 37, Abril 2020. ISSN: 1659-2069.
  • Co-autora del Diccionario Electoral, 3era edición 2017. “Emblemas y Logotipos electorales”. Instituto Interamericano de Derechos Humanos Diccionario electoral / San José, C. R. : IIDH, ISBN 978-9930-514-13-9.

 Queremos saber cuál es el motivo que la llevó a usted a estudiar esta temática de transparencia electoral.

Personalmente, estudio distintos tipos de temas relacionados a elecciones, procesos electorales, formación ciudadana, todas las tareas propias que implica un organismo electoral. Dentro de estas temáticas está la transparencia electoral, en donde uno puede ver, efectivamente, cómo son los procesos, si son procesos justos, confiables, si garantizan los resultados, si los resultados difieren o reflejan las preferencias de los votantes. Entonces, esos temas son el interés base para efectivamente poder contribuir y colaborar en procesos electorales más justos, más transparentes, más colaborativos, y que sean legítimos del sistema político.

¿Puede describir cuál es el rol que juega la transparencia electoral en la consolidación de la democracia y en el respeto hacia los derechos humanos?

Esa pregunta da para hablar bastante. Yendo a algo un poco más específico, como les comentaba, pienso que la transparencia electoral, asegura que las elecciones sean justas, sean confiables, y garantizando que los resultados reflejen las preferencias de los electores. En este sentido, la confiabilidad de los procesos electorales y de la institución electoral es esencial para dar esta legitimidad por parte de la ciudadanía. ¿Por qué es importante esto? Porque finalmente los ciudadanos, que no confían en sus instituciones ni en sus resultados, están descontentos con todo el sistema político, con todo el sistema electoral. Yo diría entonces que eso es la base para formar una ciudadanía legítima, que valida sus autoridades políticas, que valida sus instituciones, que valida todo el sistema político en sí. Además, protege la transparencia, protege el principio de igualdad, donde cada voto tiene el mismo valor, o sea, una persona, un voto, y gracias a estos elementos, la transparencia electoral no solo, como les comentaba, otorga la legitimidad, sino que también asegura que este proceso sea representativo de la voluntad popular. Ahora, en cuanto a los derechos humanos, la transparencia protege el derecho de cada persona a votar y a ser elegida en condiciones justas. Entonces, si tenemos un proceso electoral transparente podemos asegurar de cierta forma que las personas puedan ejercer este derecho a elegir y ser elegido.

¿Cuál es su punto de vista acerca de la morfología deseable del organismo electoral, en orden de lograr la consolidación de la transparencia en los comicios en nuestra región latinoamericana?

Yo creo que el organismo electoral perfecto no existe. Hay unos mejores y otros peores, pero si tuviese que definir o describir un organismo, una morfología, un cuerpo del organismo electoral deseable que pudiese cumplir con los estándares mínimos de integridad electoral, yo te diría que son como cuatro o cinco puntos, y esto lo he visto tanto desde la literatura, pero también mucho desde la práctica, de cómo funcionan los organismos. Yo diría que es muy importante quizás estar dentro del organismo, trabajar en él para ir viendo qué cosas son importantes y qué no. Entonces, yo creo que mi opinión va a estar basada en la experiencia, más que en la literatura o lo que escriben ciertos autores.

En primer lugar, yo diría que es muy importante que un organismo electoral sea constitucionalmente autónomo. Esto es fundamental para mantener la independencia con el gobierno de turno y de esta forma se pueda asegurar la transparencia y la imparcialidad en los resultados de los comicios. Este punto es esencial, así podemos evitar formas de corrupción, de clientelismo, de que el organismo pueda dictaminar a favor de quienes estén en el poder.

Ahora, otra de las características que debiese tener también un organismo electoral, es el rol fiscalizador. O sea, un órgano electoral fuerte, robusto, con amplias potestades fiscalizadoras y sancionadoras, también es relevante, será más eficiente para el control y supervisión de las campañas y propaganda electoral, por ejemplo. De esta forma, el organismo puede fiscalizar el tiempo y la forma de la propaganda electoral desplegada en periodo de campaña, podrá ejecutar el cobro de las multas a candidatos y partidos por excederse de los límites al financiamiento electoral, así como también, gestionar y supervisar el financiamiento público que reciben los partidos políticos. Yo creo que esas facultades fiscalizadoras y sancionatorias son bastante importantes.

Por otra parte, creo que un organismo electoral debería sobre todo en contextos de voto voluntario, promover la formación y participación ciudadana. Mediante instancias participativas, promover y dar a conocer a los ciudadanos sus derechos y deberes como electores, así como también contribuir al voto informado, o sea, que los electores vayan a las urnas sabiendo quiénes son los candidatos y cómo se vota. Pienso que esta formación y participación ciudadana, es ideal sería hacerla desde la educación primaria, que los estudiantes puedan formarse en los temas electorales, y puedan ser finalmente electores conscientes de su derecho al voto. Yo creo que ese rol también es bastante fundamental.

Finalmente, la estructura interna del organismo electoral también es importante, el ideal es que los directivos sean por alta dirección pública, que sean autoridades técnicas, que aseguren la transparencia, la confiabilidad de los resultados, que no sean puestos a dedo, por así decirlo, y que haya toda una profesionalización también de la carrera electoral, porque yo, viéndolo desde adentro, como funcionaria electoral, veo que esto finalmente es una carrera, es una especialización.

Hay personas que toda su carrera laboral la realizan al interior de los organismos electorales y que se especializan muchísimo en estos temas. Entonces, sin un sistema de promoción, capacitación, formación e incentivo para estas personas, es altamente probable que haya fugas de talentos, y que finalmente toda la experiencia adquirida en materia electoral se vaya. En este caso, el costo de volver a capacitar, a entrenar, a incentivar a personas que trabajen temas electorales, es muy alto. Porque como te comenté es una materia muy especializada, y generalmente la gente que viene de otras áreas , puede tener muchos conocimientos, pero el tema electoral es un mundo completamente distinto y muy especializado. Entonces, yo creo que hay que promover esta profesionalización de la carrera electoral al interior de los organismos electorales.

¿Cuál es su posición acerca de la participación ciudadana canalizada por organizaciones de la sociedad civil como mecanismo de control en pos de la transparencia de los comicios en la región?

Mi posición es que la participación de las organizaciones de la sociedad civil es fundamental para asegurar la transparencia en los comicios de la región latinoamericana. Porque estas organizaciones finalmente juegan un rol muy importante en la promoción de la rendición de cuentas. Por ejemplo, una parte de las organizaciones de la sociedad civil actúan como una especie de guardianes o vigilantes independientes, supervisando el proceso electoral para ver, identificar o denunciar irregularidades. Por otra parte, la presencia de estas organizaciones ayuda a prevenir fraudes, abusos de poder, ya que los actores políticos finalmente son conscientes de que están siendo observados por entidades imparciales de los votantes.

Por otro lado, las organizaciones de la sociedad civil creo que proporcionan educación cívica a los ciudadanos, informándolos sobre sus derechos, deberes, y al final el empoderamiento de estos votantes fomenta una participación más informada y activa, lo cual es muy bueno para la democracia.

Por otra parte, creo también que facilitan los canales de comunicación entre el gobierno y la ciudadanía, ese es principalmente el rol que cumplen, promoviendo el diálogo y la cooperación entre el Estado y el ciudadano. También, permite que las demandas de los ciudadanos sean escuchadas, sean atendidas, lo cual es fundamental para fortalecer la confianza en el proceso electoral y en las instituciones.

Y, por último, yo creo que las organizaciones de la sociedad civil contribuyen a la construcción de esta capacidad institucional, ofreciendo asistencia técnica, formación a las autoridades electorales, para mejorar la administración de las elecciones.

Podemos ver que hay una serie de organizaciones de la sociedad civil que actualmente cumplen ese rol, que capacitan a las autoridades o dan cuenta de cómo se deberían administrar, qué elementos podrían incorporar en las elecciones, para hacer elecciones de mejor calidad, más eficientes, más inclusivas, etcétera. Entonces, yo creo que la participación de las organizaciones de la sociedad civil es indispensable para fomentar la transparencia y la rendición de cuentas en las elecciones en América Latina. Como les decía, su trabajo no solo fortalece la integridad del proceso electoral, sino que también promueve esta democracia participativa, representativa, y colaborativa, entre el Estado y los ciudadanos.

En cuanto al rol de las veedurías internacionales, ¿Cuál es el balance al respecto que usted puede realizar acerca del mismo?

Es un balance positivo. Creo que las organizaciones de la sociedad civil han contribuido como veedores de estos procesos, por ejemplo, en elecciones, en distintos países y con distintos índices de calidad de la democracia. Tanto UNIORE (que es la Unión Latinoamericana de Organismos Electorales), así como también  la OEA, realizan misiones de observación internacional, lo cual contribuye a mejorar la calidad de los procesos electorales,   a partir de los informes y recomendaciones que realizan los observadores internacionales. Los informes de estas misiones de observación electoral justamente tienen como rol contribuir y promover elecciones justas, transparentes, confiables, y para los países se vayan también especializando y mejorando la forma en cómo realizan u organizan los procesos electorales.

¿Cuál es su balance desde una perspectiva de derechos humanos acerca de la introducción de cuotas o cupos de género en las normativas electorales en la región para cargos públicos electivos?

Este tema me gusta mucho. Desde un enfoque del derecho yo creo que la introducción de las cuotas o los cupos de género ha sido una medida totalmente muy positiva y necesaria. Vemos que todas las personas tienen el derecho a participar en procesos electorales y ser elegidas de forma justa. Actualmente las mujeres conformamos el cincuenta por ciento de la población pero, pese a ser la mitad, hemos enfrentado hasta hoy en día ciertas barreras que muchos hombres no han experimentado, lo cual ha limitado nuestro acceso a los cargos públicos electivos. En este sentido, yo creo que las cuotas de género ayudan a generar condiciones más equitativas, asegurando porcentajes mínimos de participación de mujeres en las listas de candidatos y en los cargos electivos. Entonces, éstas han sido una medida para corregir esta subrepresentación histórica que han tenido las mujeres en política y, por supuesto, para promover la igualdad de género. Ahora, si tú me preguntas yo creo que las cuotas de género son una condición necesaria pero no suficiente.

De hecho, hay un texto que escribimos con Marcela Ríos -creo que el año 2007- donde justamente describía cómo las cuotas en América Latina son una condición necesaria pero no suficiente para promover la participación política femenina. Entonces, para que estas cuotas tengan un impacto real tienen que ser sí o sí complementadas con otros tipos de acciones. Por ejemplo, una medida que yo creo que es como el talón de quiles de las mujeres para la participación política, es el tema del financiamiento electoral con distinción de género. Hemos hecho estudios de cómo las mujeres no reciben el mismo financiamiento que los hombres para las campañas. En este sentido, reciben menos, teniendo que gastar menos también. Y eso finalmente se traduce en un resultado electoral dispar. El tema del financiamiento electoral es muy importante, tanto el financiamiento público con distinción de género así como también los reembolsos adicionales que se les dan a los partidos políticos por mujeres electas, medida que se ha visto en algunos países, contribuyen a mejorar las condiciones de competencia electoral entre hombres y mujeres.

También otras de las acciones que se pueden promover, que se pueden realizar para promover la participación de la mujer en política, son programas de formación, de capacitación de mujeres candidatas, así como políticas que promuevan la conciliación de la vida laboral y la vida familiar, medidas que promueven la participación de las mujeres y hacen posible la idea de que una mujer pueda ser candidata y pueda resultar electa. Otros factores que son más estructurales del sistema político son, por ejemplo, los números de cargos disponibles, el tamaño de los distritos, la cantidad de escaños, si el sistema es proporcional o mayoritario, y los umbrales electorales, entre otros. Yo creo que todos estos factores pueden promover la participación de las mujeres en la política. Entonces, si lo vemos desde una perspectiva de derecho humano, esta implementación de cuotas de género es un paso muy relevante hacia la igualdad de la participación política. Pero como te comentaba, tienen que ir acompañadas sí o sí de otras medidas integrales que puedan abordar estas múltiples barreras que enfrentan las mujeres en el ámbito político.

Los avances alcanzados en las cuotas de género en cargos públicos electivos a nivel legislativo contrastan con el magro nivel de paridad en cargos públicos electivos ejecutivos, ¿a qué cree usted que se debe tal diferencia pronunciada?

Lo que sucede es que las medidas de paridad son mucho más eficientes que el sistema de cuotas. Por una parte, porque las cuotas te aseguran este piso mínimo de mujeres; que pueden ser cuarenta y sesenta o pueden ser veinte y ochenta la distribución de candidatos por sexo en las listas electorales, pero finalmente las cuotas tienen que ir sí o sí acompañadas de otros tipos de mecanismos como para que sean realmente efectivas. Ahora bien, ya las medidas de paridad sí o sí te aseguran el cincuenta y cincuenta. Lo que sí, pienso que merece la pena discutir, y que se dio un debate acá en Chile, es la paridad de entrada donde tú puedes decir “la lista tiene que estar conformada por un cincuenta por ciento hombres y cincuenta por ciento mujeres”, pero luego lo que sale de ahí no te asegura la paridad. Entonces, es un tema que estamos discutiendo, y creo que para las próximas elecciones se va a seguir debatiendo, porque hay muchos detractores de incorporar medidas de paridad de salida, porque dicen que se le mete finalmente la “mano a la urna”, donde se distorsionan los resultados electorales, y donde finalmente no se refleja esta voluntad de que el candidato que obtiene más votos es el electo. Sin embargo, los sistemas electorales, sí o sí tienen medidas que igual “meten la mano en la urna”, porque no necesariamente el que saca más votos es el que sale electo. Muchas veces hay figuras en formas de arrastre, por listas, por candidatura, donde vemos que finalmente hay cargos públicos electos que no obtienen la mayoría, pero como están en una lista donde el primero acapara mucha votación, entonces finalmente igual resultan electos. Este es un tema a discutir. Pero claramente si ponemos cuotas versus paridad, la paridad ha sido mucho más efectiva en la incorporación paulatina de mujeres en la política.

En cuanto a los modelos de financiamiento de campañas electorales y de las actividades institucionales permanentes de los partidos políticos, ¿cuál es, según su punto de vista, el más adecuado en vistas de fortalecer la institucionalidad democrática en nuestra región?

Mi opinión va muy de la mano tanto de lo que he podido ver en la literatura respecto de sistemas comparados de financiamiento a partidos políticos. Entonces, en este sentido, yo te podría decir que desde mi punto de vista, la mejor forma o el mejor modelo de financiamiento es el financiamiento público para las campañas electorales y de las actividades institucionales permanentes de los partidos políticos. Considero que este financiamiento es clave porque permite una participación más equitativa entre partidos grandes y partidos más pequeños, nivelando las reglas, el campo de juego y facilitando una competencia más justa. En Chile la reforma al financiamiento electoral se hizo en el año 2016, antes no había un financiamiento público permanente a los partidos políticos. En ese entonces, lo que sucedía era  que los partidos grandes, que tenían más donantes, mayores recursos, eran siempre los que podían competir de mejor forma en desmedro de candidatos independientes o partidos políticos mucho más pequeños. Si bien ahora hay diferencias aún de asimetrías, esta medida pudo disminuir esta brecha que era realmente enorme, ya que al menos podemos asegurar un piso o una base mínima de financiamiento para partidos políticos más pequeños e independientes. Entonces, al reducir la dependencia de los partidos políticos con respecto a las donaciones privadas, también disminuimos las probabilidades de corrupción y la influencia indebida de intereses particulares en el proceso. Ahora podemos establecer límites a las donaciones, límites al gasto, prohibir los aportes de empresas y de entidades extranjeras. Finalmente hay una regulación que permite que las campañas políticas y los partidos políticos también tiendan a ser mucho más transparentes y más justos. Por otra parte, el financiamiento público garantiza el desarrollo de una política de calidad.  Además, es importante para la formación de líderes preparados y comprometidos también con los valores democráticos. O sea, podemos tener candidatos/as  mucho mejor preparados/as para la contienda electoral y para desempeñar los cargos públicos. Cuando no hay financiamiento para capacitación, para formación, o preparación de líderes y de candidatos, lamentablemente, muchas veces podemos tener candidatos poco competitivos.

En definitiva, creo que el financiamiento público contribuye a una mayor transparencia, a una mayor equidad, a una mayor solidez del sistema democrático, promoviendo una participación política más inclusiva y mucho más representativa.

Ahora, en Argentina, se está debatiendo una reforma del sistema electoral vinculada, por ejemplo, a la introducción del sistema de boleta única. ¿Cómo ha sido su experiencia en Chile, como mecanismo electoral?

Acá en Chile hemos tenido siempre voto manual, por boleta única, en un solo día presencial. Solamente para la pandemia hubo elección en dos días, no pudimos hacer voto anticipado, por lo cual se hizo la elección en dos días. La gente pudo ir a votar ya sea un día sábado o domingo. Y la verdad es que este actual sistema de votación está muy validado por las personas. Incluso se ha debatido también en instalar, por ejemplo, otros mecanismos alternativos de votación: ya sea voto electrónico, voto postal, voto anticipado y yo te diría que finalmente el mecanismo que actualmente tenemos es el que más confiabilidad le da a las personas. Yo creo que, si bien hay que ir de la mano de la tecnología, hay que ir por el sistema que más confiabilidad y seguridad le da a la ciudadanía. Es lo principal, porque si tenemos ciudadanos que no confían en los resultados electorales, que no confían en las instituciones, es ahí donde empiezan las crisis de legitimidad. Independientemente del mecanismo de votación que se elija, ya sea si es boleta única, si es voto electrónico, si es papeleta, si es voto manual, voto domiciliario, entre otros, el debate no debe olvidar tener el mecanismo de votación que más confianza entregue a los ciudadanos, y si puede ir de la mano con la tecnología, mucho mejor.

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