
La transparencia garantiza directamente la relación del ciudadano con respecto a su Estado, que representa el derecho a participar activamente en la vida política.
Licenciada, Diplomada, y candidata a Magíster en Ciencia Política (Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, Uruguay).
Diplomada en Comunicación Política (Konrad Adenauer Stiftung y Asociación Civil Estudios Populares).
Diplomada en Economía Política del Uruguay Contemporáneo (Centro de Estudios para el Desarrollo).
Programadora Junior (Sembrando TIC, Cuti).
Politóloga independiente especializada en el área de la Comunicación Política, sistemas de partidos, partidos políticos, y reglas electorales.
¿Qué motivo te llevó a estudiar esta temática, a interiorizarte en este tema?
Bueno, cuando comencé la carrera, creo que al principio me fue un poco difícil ver por dónde ahondar. Siempre tuve simpatía por el tema de los partidos políticos y las reglas electorales. Y bueno, a través de eso, de ir ahondando en las materias, al final de la carrera, por ejemplo, decidí ir específicamente al área de las elecciones, en específico de las primarias. Tomando como países comparados a Chile y a Uruguay, por cuestiones de similitudes y también cuestiones que los diferenciaban bastante. Incluso estuve a punto de comparar con Argentina también. Pero bueno, en ese momento se iba demasiado el tamaño de la tesis para lo que era.
Creo que es fundamental el tema de darle importancia a lo electoral y a los partidos políticos, porque están muy relacionados con la democracia. Son la base de la democracia y si queremos que funcione correctamente (la democracia), necesitamos que esos partidos funcionen correctamente y que haya un sistema electoral institucionalizado, con reglas que se respeten. Ahí vienen también, de la mano, los derechos humanos, porque está todo esto en juego, si las reglas se respetan correctamente. Cuando empiezan a fallar los sistemas, después empezamos a tener problemas, no se ve representado correctamente el electorado, en la sociedad, empiezan a haber abusos de poder, etcétera.
¿Cuál es, para vos, el rol que juega la transparencia electoral en la consolidación de la democracia y en el respeto a los derechos humanos?
Primeramente, recalcar que la transparencia electoral es un proceso fundamental en la consolidación de la democracia, que más o menos es lo que introduje ahí el comienzo. Es un mecanismo que garantiza la institucionalidad misma, entendiendo a las instituciones como reglas de juego que son compartidas, que tienen que ser aceptadas y que son conocidas por todos los actores que están en juego. El hecho de que el proceso electoral sea transparente garantiza la legitimidad tanto en el proceso como el resultado del mismo. Es decir, me puede gustar o no un resultado, puede ser determinado partido, pero, más allá de que me gusten o no, yo debo aceptar ese resultado porque eso es un proceso legítimo.
Con respecto a la relación profunda con los derechos humanos, tiene una centralidad: la transparencia garantiza directamente la relación del ciudadano con respecto a su Estado, que representa el derecho a participar activamente en la vida política. Pero, sobre todo, el hecho del resultado, de que su elección efectivamente se vea reflejada y que después esto también se puede ver en el hecho de la rendición de cuentas. O sea: yo elijo determinados candidatos, partidos y que ellos mismos puedan rendir cuentas. Es decir, cómo ejerzo mi derecho. Si el resultado del mismo fuera vulnerado no tendría sentido, no podría decidir sobre cuestiones políticas en sí. Básicamente, es ésa la centralidad.
¿Cuál es tu punto de vista sobre la morfología deseable del organismo electoral en orden de consolidación y transparencia en los comicios en la región? ¿Qué tipo de organismo electoral sería el más correcto, el más adecuado?
Respecto a la morfología de un organismo electoral, considero que tiene que tener ciertos aspectos. Primero que nada, tiene que ser un órgano constitucional autónomo que le corresponda supervisar, organizar y reglamentar procesos electorales. Con respecto a los criterios de composición, por ese lado, el órgano debería garantizar efectivamente la prioridad, la representación equitativa de los partidos que componen la representación, la representatividad de un país. Esta independencia y prioridad evita en parte la cooptación del poder de quien esté de turno en ese momento, ejerciendo un gobierno. Por ejemplo, el caso del modelo uruguayo es bastante representativo en eso. Más allá de que ha tenido algún problema históricamente, relacionado más a la época de la dictadura, pero estando en democracia considero que se han dado estos resultados. Es decir, que efectivamente se da que la Corte Electoral en Uruguay organiza, regula, hasta en el caso de cuándo van a ingresar los partidos políticos ciertos documentos que tienen que tener y cómo eso también garantiza de que no entren ciertas cuestiones, no sé si ideológicas, pero tal vez que no se vayan por el lado de lo anti sistémico. Tiene que ser una especie de juez, la Corte Electoral.
En cuanto a las organizaciones de la sociedad civil, ¿Qué posición adoptás respecto de la participación ciudadana canalizada por organizaciones de la sociedad civil como mecanismo de control en pos de la transparencia de los comicios en la región?
Si partimos de la base de las organizaciones de la sociedad civil que no tienen otro interés más que promover y defender valores democráticos con derechos humanos y transparencia, son fundamentales, claramente. Porque son una especie de actor objetivo, despojado de la competencia, sin otro fin más que efectivizar esas garantías y denunciar cuando pueda haber violaciones, etcétera.
También puede no ser así, ya que puede haber organizaciones que respondan a ciertos intereses o responder -al igual que algunos partidos políticos- al perfil de su financiación, porque también siempre la ruta del dinero puede marcarnos hacia dónde van. Esto podría llegar a distorsionar también el proceso electoral.
Creo en que, por ejemplo, instituciones de comprobada experiencia de la defensa de los derechos humanos, con independencia técnica y aceptada por todos los actores, como por ejemplo lo es la Corte Interamericana de Derechos Humanos, interactuando y generando políticas con todos los partidos que están en la competencia, sean una suerte de árbitro. Tal vez este tipo de organismos son más efectivos.
Es importante ver cuáles son las intenciones políticas y, sobre todo, el financiamiento de esas organizaciones (organizaciones de la sociedad civil).
En cuanto al rol de las veedurías internacionales. ¿Qué balance tenés al respecto?
Siempre es una especie de control social claramente. Tiene que existir una especie de juez ante todo esto, alguien que regule.
¿Podría explicarnos acerca de tu balance, la perspectiva de derechos humanos sobre la introducción de cuotas o cupo de género en las normativas electorales en la región para cargos públicos selectivos?
Claramente sabemos que a lo largo de la historia siempre la política ha sido un terreno donde ha habido más hombres que mujeres, siempre ha sido más difícil para las mujeres ingresar. Considero que la introducción de cuotas no está mal. Lo que me preocupa es que, efectivamente, no se cumplen con ciertas normativas y que siento que no se ve del todo representada la mujer en ese sentido. Muchas veces sucede que por una cuota ponen a mujeres en partidos políticos -por ejemplo, lo he visto en el caso uruguayo- pero que tal vez no lo hacen con el sentido de que la mujer efectivamente pueda participar en política, sino que hacen un mecanismo de poner una mujer como titular para luego bajarla y que asuma por suplencia un hombre.
Creo que falta legitimar el tema de las cuotas. Siento que no va tanto por ahí, porque claramente, si no se vuelve un juego como de rellenar espacios en blanco, a veces sin sentido, sino que siento que la mujer tendría que tener más herramientas y más incentivos también para ingresar a la política. Creo que, partiendo de esa base, sería fundamental, para que las mujeres efectivamente puedan participar de manera correcta. Porque puede ser que ponen a unas mujeres para llenar los cupos, pero claramente la persona no está interesada. Creo que es una cuestión más general, en sentido de que tiene que haber un interés. Tiene que tener herramientas. La persona tiene que estar preparada. Creo que va más por ese lado, por el lado de generar oportunidades de verdad y dar herramientas y construir desde ese punto.
Un tema que ya mencionaste y que resulta clave en relación con los modelos de financiamiento de campañas electorales y de las actividades institucionales permanentes de los partidos políticos. Según tu punto de vista ¿cuál es el más adecuado en función de fortalecer la institucionalidad democrática en nuestra región?
Este es un tema fundamental, que es verdad que lo he venido hablando porque me preocupa hasta el día de hoy. E incluso otros académicos del Uruguay vienen investigando esta temática y vienen proponiendo cuestiones. La democracia en sí necesita de un gasto en comunicación política. A lo que voy con eso es que, sin ella, los electores no estarían teniendo las posibilidades de acceder a esa información necesaria para decidir su voto, porque –claramente- acceder a la información es un costo, ya sea de dinero o de tiempo.
Más aún, más en profundidad, sería hasta más complicado evaluar una rendición de cuenta de los actores del gobierno y de las decisiones. En consecuencia, la financiación de los partidos y de las campañas electorales son costos que la sociedad, lamentablemente -por así decirlo-, tendría que asumir, porque es necesario el tema de la comunicación.
El tema acá es que el problema radica en las formas poco transparentes en que se puede ejercer la financiación. Puede pasar que sean cooptadas por actividades ilícitas.
Yo creo que se puede pensar en base a las opciones que tenemos de financiamiento, que pueden ser privadas, públicas o mixtas.
Si bien los modelos de subsidio asumidos por el Estado son siempre revisables, dado que están sujetos a los devenires económicos que pueda tener el país, en la convivencia entre intereses privados y los partidos es donde radica en gran manera la falta de transparencia y las denuncias de corrupción.
Por esta razón, considero que el foco de análisis debe estar en el hecho de la financiación privada, quiénes y cómo. Porque, por ejemplo, acá en nuestro país, Uruguay, nos pasa que hay mucho dinero en las campañas, pero nadie sabe de dónde viene, si de empresas, si de personas y de dónde sale. Lo más importante es el dinero (en las campañas electorales), pero es de lo que menos se sabe.
Bueno, a pesar de esto, claramente también viene el tema de que las regulaciones no son inocuas, o sea, tienen ciertos efectos sobre la posibilidad de éxito que pueda tener un partido determinado. Por eso, en este contexto, después de ver las opciones de financiamiento que tenemos: privadas, públicas o mixtas, creo que se podría ir por una campaña que sea equitativamente posible y creo que podría ir mejor, teniendo criterios aceptables y asumibles por el Estado para la actividad política y el avance de los medios tecnológicos, como las redes sociales y otros medios de comunicación, que permiten también abaratar costos. En estos momentos tenemos esa ventaja de las redes sociales que tal vez años atrás, no teníamos. Claramente, un minuto en la tele siempre fue extremadamente caro, hoy en día con las redes sociales -sobre todo, que hay una renovación generacional, los jóvenes son los que más utilizan las redes- es mucho más barato. Se llega a mucha más gente y en todas partes del territorio.
Por lo tanto, si el Estado fuera por ese lado de invertir, en financiar, dar dinero para campañas y que sea relacionado a lo que es las redes sociales, eso sería un costo bastante asumible.
A su vez, creo que sería importante también fijar un monto determinado de financiación privada máxima con ciertas regulaciones para evitar, por ejemplo, el lavado de dinero. Ver que exista una pertenencia del aportante del partido y que financia, podría ayudar también a transparentar un poco los intereses, la orientación de quien financia. Y después un tema que me parece importante: se podría llegar hasta prohibir los aportes, por ejemplo, de posibles empresas que son plausibles de participar en licitaciones públicas. Por eso creo que es fundamental el foco en lo privado para ver de dónde vienen las inversiones, quiénes y cuáles son las empresas. Y también considero que habría que investigar más allá de solamente ver el nombre de una empresa, porque claramente yo puedo tener una empresa equis y que, a su vez, esa empresa tenga por debajo otras dos empresas a nombre de otra persona, pero en realidad pertenecen al mismo. Es por eso que creo que tiene que haber una investigación profunda de esas cuestiones.
La última pregunta se vincula con tu objeto de estudio dada tu especialidad en procesos de selección de candidaturas en la región sudamericana. ¿Podés señalar las principales diferencias en el sistema de primarias vigente en Uruguay, Chile y Argentina? Actualmente, en Argentina, se debate mucho el tema de la ley de elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Te pedimos una breve comparación.
Bueno, tomando como partida, primero, de donde surgieron las primarias. Teniendo como sistema anterior cuestiones como el sistema de doble voto simultáneo, donde todos los candidatos participaban a la vez. Luego vamos a las elecciones primarias, donde los pre candidatos de cada partido tienen como una especie de filtro que hace de embudo, donde ya, de cara a las elecciones nacionales, vamos a saber cuáles son los candidatos por partido.
Con respecto a comparar estos tres países, son países con reglas que tienen bastantes diferencias, ya que, por ejemplo, en Uruguay el primero que quede en porcentaje dentro de ese partido se suele respetar que luego vaya como candidato a presidente (en relación a las elecciones primarias). Ha habido excepciones claramente, pero en sí es bastante regular en el sentido de que siempre se dan de la misma forma las elecciones. Comparando con Chile, en donde los partidos pueden optar por diferentes reglas, tienen ciertas libertades.
También una cosa importante, que tal vez podría ser discutible: el tema de que sean obligatorias las elecciones primarias. Bueno, en el caso de Uruguay, por ejemplo, no lo son, pero históricamente, las elecciones nacionales han sido obligatorias. Eso se podría pensar. Uruguay es uno de los primeros países en implementar las primarias, por así decirlo, mientras que en Argentina y Chile es más reciente el proceso.
En Uruguay existe una mayor apertura en los criterios de selectorado, donde permite la participación de todos los ciudadanos habilitados para votar, mientras que, en Chile, el proceso varía dependiendo del método de participación electo de las cinco categorías posibles para el caso de elecciones primarias chileno. Un punto de similitud importante entre Uruguay y Chile, es que ambos países poseen sistemas de partidos altamente institucionalizados.
Otra similitud entre ambos casos es la no obligatoriedad del voto en las elecciones primarias. En cambio, en Argentina los ciudadanos están obligados a concurrir a las urnas. En Chile y Uruguay las primarias son entendidas como elecciones internas de los partidos.
Por otro lado, mientras que en Uruguay las primarias son relativamente rígidas, ya que son obligatorias para los partidos, en Chile son más flexibles y los partidos políticos tienen la opción de participar o no, y pueden participar de varias formas distintas. Esto puede explicarse y es una muestra más de la variación de intereses y conducta de las élites políticas, en Uruguay la alta competitividad partidaria y algunos posibles problemas de gobernabilidad que podían afectar la estabilidad del sistema, a lo que esto llevó a que todo el sistema político acuerde en la necesidad de incorporar formalmente las primarias, llevando a una rigidez y mayor compromiso en la forma de su implementación. En Chile las diferentes visiones, llevaron a que su flexibilidad sea la forma más óptima para su incorporación en base a los diversos intereses del cuerpo político.
Considero que las elecciones primarias son de utilidad. Por lo menos desde mi punto de vista, no volvería atrás a lo que fue el doble voto simultáneo, tanto para cualquiera de los tres países nombrados.