Los derechos fundamentales de las personas están anclados bajo uno de ellos que, en definitiva, representan a todos, el Derecho a la Vida. Para que la vida se desarrolle en óptimas condiciones es esencial que exista un nivel alimenticio correcto, integral y completo. La realidad dista mucho de esta premisa biométrica y nutricional, y cada año a la par del incremento de la población mundial se incrementan las desigualdades, la escasez de alimentos y el acceso comercial a estos alimentos.
Esto es un problema a nivel global y por ellos, dentro de los ODS, el Objetivo de Poner Fin a la Pobreza y el Objetivo de Hambre Cero, ocupan el primer y segundo puesto dentro del listado general. La humanidad, en las últimas décadas se ha sumergido en una creciente y alarmante escasez de alimento que, en un futuro no muy lejano, representará el mayor desafío a afrontar.
Cuando se menciona los términos desnutrición o hambre, siempre se piensa en África, pero estos términos ya invaden nuevos continentes, países y naciones. Es una realidad que el continente africano, por siglos, fue el mayor damnificado del egoísmo y el olvido, y ha venido soportando escasez no solo de alimentos, sino también de todo lo que desde occidente consideramos insumos y recursos esenciales para la vida.
El informe presentado (diciembre de 2023) por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Comisión de la Unión Africana (CUA), la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (CEPA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), África está padeciendo una crisis alimentaria sin precedentes.
África sigue estando lejos de lograr las metas de seguridad alimentaria y nutrición de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. A pesar de los modestos progresos realizados en África para reducir la prevalencia del bajo peso al nacer durante los últimos 20 años, esta se mantuvo alta en comparación con la estimación mundial.
Según el informe, aproximadamente 282 millones de personas en África (alrededor del 20 % de la población) están subalimentadas. Más de 1.000 millones de personas no pueden permitirse una dieta saludable. El dato más desalentador es el que afirma que alrededor del 30 % de los menores de 12 años padecen retraso del crecimiento debido a la malnutrición.
En términos reales, se estima que la mayoría de la población del continente africano, no puede permitirse una dieta balanceada y saludable. Los países de África Subsahariana son los más y vulnerables frente al déficit nutricional, al sumarse en esta región la falta de agua potable para el consumo humanos, la infertilidad de tierras para la producción y las grandes sequías que padecen.
En este sentido y con la urgencia de remediar esta situación, el informe SOFI 2024 realizado por la FAO y Naciones Unidas, insta a considerar la emergencia de esta cuestión, y ofrece recomendaciones urgentes para un uso más eficiente de herramientas de financiación innovadoras y para reformar la arquitectura de financiación de la seguridad alimentaria y la nutrición.
Es necesario un compromiso global urgente. Es una realidad que tarde o tempranos nos afectará a todos. África hoy representa el continente más afectado y al que se debe ayudar con urgencia, pero nadie queda exento. La escasez de alimentos, representa un panorama desalentador a escala mundial y atenta con el derecho a la vida, y por ende contra todos los demás derechos.
Hoy, la inseguridad alimentaria mundial afecta a más de 2.33 mil millones de personas, y a las que se suman cada año unos 864 millones. Los más afectados son los niños y adolescentes, y las mujeres durante la etapa de embarazo y lactancia. Para dar un dato más sobre África, se estima que más del 78% de los recién nacidos afrontarán un alto grado de desnutrición. Debemos actuar ya.
Juan Pablo Urcola
Lic. en Comunicación Social (UNQ)
Diplomado en Ciencias Sociales (UNQ)