Mapa Interactivo Lugares de memoria relacionados
con graves violaciones a los derechos humanos

Proyecto Quipu

Archivo
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Patrimonio artístico
Tema: Violencia contra las mujeres, diversidades sexuales y/o por razones de género

Dirección

Bajada San Martín 151, Miraflores (física) - https://interactive.quipu-project.com/#/en/quipu/intro (virtual)

País

Perú

Ciudad

Lima

Continente

América

Tema: Violencia contra las mujeres, diversidades sexuales y/o por razones de género

Objeto de memoria

Recopilar los testimonios de las víctimas de las esterilizaciones llevadas a cabo sin consentimiento durante el gobierno de Alberto Fujimori en Perú para lograr el reconocimiento de los hechos y la reparación integral de las víctimas.


Acceso al público

Libre


Descripción del lugar

Proyecto Quipu es un proyecto transmedia participativo que consta de un cortometraje documental y una plataforma web que contiene imágenes, textos y un archivo oral abierto a la comunidad que recopila testimonios de víctimas de las esterilizaciones forzadas en Perú mediante una línea telefónica gratuita.

El cortometraje “Quipu, llamadas por Justicia” (2017) documenta la historia de Esperanza y Teodula, dos mujeres rurales de Perú que buscan justicia por haber sido esterilizadas sin su consentimiento.

La plataforma aloja testimonios de víctimas desplegados en forma de quipus, un modo de registro utilizado por la sociedad incaica que consiste en anudar cuerdas para contabilizar, transmitir historias e información. Dentro de la web los quipus están divididos en cuatro colores que diferencian temáticas dentro de los testimonios: “El Programa de esterilización”, “Las operaciones”, “La vida después” y “En busca de Justicia”. Los usuarios pueden clickear sobre los mismos e ir de cuerda en cuerda escuchando los testimonios. Un quinto color de quipu recopila respuestas de oyentes que también son enviadas a quienes contribuyen con el proyecto y dan testimonio. Por último, la plataforma cuenta con un botón que expone distintas formas de colaborar con el proyecto ya sea dejando un mensaje, haciendo una donación, firmando una petición o siendo traductor y transcriptor voluntario.

Entre los años 1996 y 2000 durante el gobierno de Alberto Fujimori en Perú se llevó a cabo un Programa de Planificación Familiar que esterilizó sin consentimiento informado a 272.028 mujeres y 22.004 hombres. El programa tuvo por objetivo reducir la pobreza a través de la baja forzosa de la tasa de natalidad de las poblaciones de bajos recursos. La mayoría de las víctimas fueron mujeres provenientes de comunidades rurales, indígenas y campesinas. Cada región tenía un número de esterilizaciones que el personal de salud debía cumplir. Quienes no cumplían con esta cuota asignada eran amenazados y el personal que más esterilizaciones realizaba era premiado con incentivos. También se realizaron “Festivales de salud” y campañas publicitarias masivas en el marco del programa.

Aún cuando las vasectomías eran más económicas y menos riesgosas de realizar, el programa estuvo dirigido especialmente a mujeres, que son mayoría en el número de víctimas. Fujimori presentó este programa en la cuarta conferencia de la Mujer de la ONU en China en 1995 alegando que las mujeres serían “dueñas de su propio destino”. Sin embargo, la mayoría de las víctimas declaran que fueron esterilizadas sin consentimiento informado, con condiciones de higiene, cuidado e infraestructura inapropiadas, bajo amenaza, violencia, engaño, desinformación, coerción y sin ningún tipo de seguimiento post-operatorio. Incluso los consentimientos son simbólicamente violentos ya que eran firmados en escrito y en español siendo la mayoría de las víctimas analfabetas y/o quechuaparlantes.

Actualmente se registran 18 muertes causadas por estas intervenciones y el resto de las víctimas sufre secuelas físicas, emocionales y psicológicas como cefaleas, hemorragias, depresión, parálisis de las extremidades, dolores intensos en el vientre, la cadera y la espalda, debilitamiento muscular, disminución de la libido e insuficiencias cardíacas. 

Se registran también consecuencias económicas y culturales ya que las víctimas se vieron imposibilitadas de realizar sus trabajos rurales y artesanales, y obligadas a migrar para subsistir. Muchas de ellas señalan el estigma y la pérdida de valor que supone no poder tener hijos/as así como el peso económico y cultural que implica el verse imposibilitada a realizar labores y devenir en una carga para sus familias y comunidades.

El caso de las esterilizaciones no fue contemplado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación de Perú y aunque hay más de 8.000 víctimas inscritas al Registro de Víctimas de Esterilizaciones Forzadas aún no han accedido a una medida de reparación integral.

En enero del 2021 comenzaron a realizarse audiencias y en junio del mismo año se inició la causa contra Alberto Fujimori y sus exministros de Salud, Eduardo Yong Motta, Alejandro Aguinaga y Marino Costa Bauer. Se cuenta con evidencias suficientes para probar que las esterilizaciones fueron una politica sistemática dirigida contra la población civil y una grave violación a los derechos sexuales y reproductivos de las víctimas. Sin embargo, el proceso fue dilatado, postergado y obstruido en varias oportunidades.

En el año 2000 tras la finalización del mandato de Alberto Fujimori en el poder comenzaron a aparecer los primeros testimonios de las víctimas esterilizadas y surgieron varias organizaciones lideradas por mujeres que denuncian los casos.

En 2011 se crea “Proyecto Quipu”, un archivo-documental transmedia colaborativo dirigido por Maria Court, Rosemarie Lerner y llevado a cabo por investigadores, activistas, realizadores y ONGs. Distanciándose del modelo clásico de documental, las autoras decidieron dejar que las propias víctimas, que ya venían denunciando los abusos, cuenten su historia en sus propias palabras y usen la plataforma para alcanzar un público masivo e internacional sorteando la brecha que suele aislar a las comunidades rurales.

Las autoras observaron que gran parte de las víctimas eran analfabetos/as, quechuaparlantes y/o carecían de acceso a tecnologías y servicios de comunicación. Esto dificultaba su acceso a la justicia ya que las instituciones estatales de Perú son monolingües, funcionan en lengua española y escrita. 

Contemplando esta diferencia lingüística de las víctimas, la brecha digital y las distancias de las comunidades rurales se creó una línea de teléfono gratuita en Perú para que las víctimas pueden llamar de manera anónima marcando “uno” para escuchar otros testimonios o “dos” para dejar sus testimonios que luego se transcriben y traducen al quechua, español e inglés. Esta línea de teléfono se conecta con una plataforma virtual que recopila y modera la publicación de los testimonios de las víctimas creando un archivo de memoria oral colectiva en forma de quipus.

En colaboración con organizaciones de víctimas, las autoras viajaron a varias comunidades para dar talleres sobre cómo usar la línea telefónica. Retomando el poder de la radio como medio para unir a los sectores rurales usaron cadenas de radio locales para convocar a los/as participantes y difundir sus testimonios. Las víctimas comenzaron a llamar para dar testimonio, las/os que no tenían teléfono lo pidieron prestado a algún vecino, quienes no sabían cómo usarlo recibieron asistencia de los/as jóvenes e incluso se designaron embajadoras del proyecto por área geográfica que recopilan los testimonios de su comunidad con un teléfono asignado por las autoras del proyecto. Muchas de las víctimas aseguran que esta instancia de narración sirvió para ordenar sus testimonios ante audiencias y fiscales.

Proyecto Quipu es un homenaje a Giulia Tamayo, abogada y defensora de los derechos humanos que investigó por primera vez las esterilizaciones forzadas durante el gobierno de Fujimori y tuvo que exiliarse tras ser amenazada. 

El proyecto colabora con organizaciones de mujeres, con la campaña Contra Su Voluntad de Amnistía Internacional y se aloja en la Universidad de Bristol, la Biblioteca Británica y oficialmente en el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social del Perú (LUM).