Isla Robben
Sitio
Museo
Tema: Persecución política
Dirección
País
Sudáfrica
Ciudad
Ciudad del Cabo
Continente
África
Tema: Persecución política
Objeto de memoria
Recordar a los presos políticos del régimen del apartheid detenidos en la prisión de máxima seguridad de la isla Robben.
Nombre o denominación institucional
Isla Robben
Fecha de creación / identificación / declaración
1997
Acceso al público
Libre
Vínculo UNESCO
1999: Inscripto en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO.

Descripción del lugar
La isla Robben se encuentra a 12 kilómetros de la costa de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Durante décadas, albergó una prisión de máxima seguridad para encarcelar a los presos políticos del régimen del apartheid. Nelson Mandela, primer presidente negro de su país en 1994, estuvo detenido allí 18 años.
La prisión fue convertida en un museo que conmemora “el triunfo del espíritu humano sobre la adversidad”. Las visitas guiadas están a cargo de antiguos presos que relatan su propia experiencia en la cárcel e incluyen un recorrido por el edificio principal y por la sección A de la prisión, donde se puede ver la exposición “Cell Stories” (Historias de celdas) que cuenta la historia de los presos políticos. Asimismo, se visitan otras partes de la isla, como la cantera donde los prisioneros realizaban trabajos forzados.
En 1652, durante la colonización holandesa de Sudáfrica, los esclavos y prisioneros de guerra eran enviados a la isla Robben, situada enfrente de la Ciudad del Cabo, para cortar piedras y conchas marinas que luego se utilizaban en la construcción de viviendas. En 1795, una expedición militar británica tomó la ciudad y mantuvo la isla como espacio carcelario. En 1846, la cárcel fue convertida en un hospital para recibir a personas leprosas o con problemas psiquiátricos, en su mayoría indigentes y negras. A pesar de su reconversión sanitaria, la isla siguió recibiendo a presos.
Entre 1948 y 1990 se estableció el régimen del apartheid (“separación” en afrikaans, el idioma de los sudafricanos) en Sudáfrica y Namibia, política de segregación legal de las poblaciones según criterios raciales y étnicos en áreas geográficas seleccionadas. En la isla Robben se instaló una prisión de máxima seguridad a partir de 1959 que funcionó no solo para presos comunes, sino también para presos políticos. En la cárcel se aplicaron regímenes diferenciados para las comidas, los vestidos, los trabajos y los castigos según el color de la piel, y una rutina orientada a destruir la humanidad de los presos.
Nelson Mandela, activista contra el apartheid que luego sería presidente de Sudáfrica, fue condenado por sabotaje y pasó en esta cárcel 18 de los 27 años en que permaneció encerrado. Cuando en 1967 se atenuó ligeramente el severo régimen penitenciario, se permitió, entre otras cosas, el diálogo entre los presos políticos durante las horas de trabajo en una cantera de piedra situada en otra parte de la isla. La cantera se transformó en un lugar de intercambio de información, de educación política entre los reclusos y composición de canciones para expresar sus quejas a los guardianes. Antes de ser trasladado a otro penal, en 1982, Nelson Mandela ya se había convertido en una figura internacional de la lucha contra el apartheid.
Debido a las numerosas huelgas, los enfrentamientos y la presión internacional, paulatinamente fue debilitándose la política segregacionista y en 1990, el Gobierno empezó a desarmar el régimen del apartheid con la liberación de Nelson Mandela y la legalización de organizaciones políticas negras. En 1994 se realizaron las primeras elecciones democráticas en Sudáfrica.
Los últimos prisioneros abandonaron la isla Robben en 1991 y la cárcel cerró formalmente en 1996. Numerosos expresos participaron de la vida política post-apartheid y tres fueron electos presidentes sudafricanos: Nelson Mandela, Kgalema Motlanthe y Jacob Zuma.
El gobierno de Nelson Mandela, electo en 1994, consideró la isla Robben como un símbolo apto para la reconciliación entre las diferentes comunidades sudafricanas y gestionó con celeridad la reconversión del sitio, acorde a las exigencias de la transición democrática en curso. En 1995 se creó un comité encargado de elaborar el proyecto, dirigido por Ahmed Kathrada, expreso político en la Isla. En diciembre de 1996, el Departamento de Correcciones entregó el predio al Departamento de Artes, Cultura, Ciencia y Tecnología que lo convirtió en museo un mes después. El 24 de septiembre de 1997, día nacional del Patrimonio, Nelson Mandela, exdetenido de la isla y entonces presidente de Sudáfrica, visitó la isla y la declaró monumento nacional y museo.
El Consejo del Museo, que gestiona la isla desde sus inicios, incluye la participación de los expresos políticos. Recientemente, se creó el comité asesor de expresos políticos que ayuda al museo a proteger, investigar, conservar y presentar el sitio. En particular, el comité trabaja en la formación de las y los futuros guías para que puedan transmitir su memoria social y sus experiencias al público. Actualmente, las visitas se llevan a cabo con el acompañamiento de guías que en el pasado fueron prisioneros e incluyen un recorrido por el edificio principal, donde se encuentra la celda de Nelson Mandela, y por la sección A de la prisión, donde se puede ver la exposición “Cell Stories” (Historias de Celdas) que cuenta la historia de los presos políticos. También se visita la cantera de cal, donde los prisioneros realizaban trabajos forzados y se intercambiaban información y notas.
En Sudáfrica, después de las elecciones de 1994, el patrimonio intangible se volvió central para visibilizar interpretaciones diferentes de la historia que hasta ese momento se contaba desde la perspectiva colonial. Las historias orales, en particular, fueron reconocidas como una parte integrante de la herencia anticolonial en Sudáfrica. La Ley de Recursos del Patrimonio Nacional de Sudáfrica de 1999 dio un reconocimiento formal al patrimonio inmaterial. El Museo de la isla Robben está considerado en este aspecto como un espacio tangible e intangible por proponer huellas físicas de la represión y un discurso de esperanza, resistencia y derechos humanos.
En 1999, el museo fue declarado Patrimonio de la Humanidad, entre otros motivos, por el potencial educativo de la isla, el poder simbólico para inspirar una reinvención política y social no solo en Sudáfrica sino también en todo el mundo. La UNESCO reconoció la isla Robben por ofrecer al mundo un “ejemplo del triunfo del espíritu humano sobre la adversidad”.





