Marcador histórico en honor a Ota Benga
Sitio
Tema: Esclavitud
Dirección
2202 Garfield Ave
País
Estados Unidos
Ciudad
Lynchburg
Continente
America
Tema: Esclavitud
Objeto de memoria
Rememorar la vida de Ota Benga como persona y símbolo de la explotación que sufrieron los/as africanos/as por parte de las potencias mundiales durante el proceso de colonialismo y las teorías raciales impulsadas por las ciencias desarrolladas en esas naciones.
Nombre o denominación institucional
Marcador histórico en honor a Ota Benga
Acceso al público
Libre

Descripción del lugar
El sitio consta de una placa rectangular con una inscripción que reza “Ota Benga (ca 1885-1916). Mbye Otabenga, más conocido como Ota Benga, nació en la actual República Democrática del Congo. En 1904, el reverendo Samuel P. Verner, aventurero y antiguo misionero presbiteriano, trasladó a Benga y a otros ocho congoleños supuestamente ‘pigmeos’ a Estados Unidos para exhibirlos en la Exposición Universal de Saint Louis. Dos años más tarde, el zoológico del Bronx en Nueva York exhibió a Benga en su ‘Casa de los monos’ junto a un orangután. Los pastores afroamericanos indignados consiguieron sacarle del zoológico y le hospedaron en un orfanato de Brooklyn. En 1910, Benga fue trasladado a Lynchburg para asistir a la Universidad y Seminario Teológico de Virginia. Deprimido por no poder regresar a África, se suicidó en 1916.”
La placa se sitúa en cercanías del hogar del reverendo Gregory Willis Hayes, presidente del Seminario Teológico de Virginia y defensor de los afroamericanos cuya familia dio refugio a Ota Benga, y frente a la actual Universidad de Virginia, anteriormente sede del Seminario Teológico. La misma forma parte de un corredor histórico dedicado a Gregory W. Hayes y otras personalidades históricas que defendieron los derechos de los afroamericanos en esa localidad.
Entre 1885 y 1908 Leopoldo II de Bélgica, rey y propietario del Estado Libre del Congo, forjó una fortuna a base de la explotación del caucho y el marfil mediante un régimen de trabajo forzoso y represión de insurrectos ejercida por la “Force Publique”, un grupo de soldados que asesinó y torturó a millones de congoleños a instancias del monarca. En este contexto Samuel Phillips Verner, un ex misionero presbiteriano y emprendedor norteamericano, fue enviado al Congo financiado por la Exposición Universal de Saint Lous (1904) para buscar “pigmeos” y “especímenes antropológicos”. Durante su viaje, Verner compró a unos traficantes de humanos nueve “pigmeos” entre los que se encontraba Ota Benga, perteneciente a la etnia batwa, cuya tribu Mbuti -incluidos su esposa e hijos- habían sido exterminados por la “Force Publique”. Verner intercambió a Benga por una libra de sal y un rollo de tela, y sostenía que lo había rescatado de un grupo de caníbales.
Los “zoológicos humanos” fueron un epifenómeno del imperialismo colonial que encontró su mayor acogida entre fines del siglo XIX y principios del XX en Europa y Estados Unidos. En ellos se exhibía como objeto de feria o espectáculo a personas consideradas exóticas e “inferiores” para los estándares sociales y científicos de la época. Se estima que en estos lugares se exhibieron 30.000 personas reclutadas de distintas partes del mundo, sobre todo los llamados pigmeos que eran considerados el último escalón de la evolución humana. Hacía 1897, para la Exposición de Bruselas, Leopoldo II había trasladado a 267 congoleños para representar su modo de vida y ritos ante espectadores europeos. En 1904 se realizó la Exposición Universal de St. Louis donde se exhibió a Ota Benga, sin ningún tipo de cuidado o abrigo, junto a otras personas congoleñas, ainus de Japón, patagones, filipinos y el jefe apache “Gerónimo”. Dentro de la Exposición, Ota Benga llamaba la atención por medir menos de un metro y medio y tener sus dientes ritualmente afilados. Al finalizar la Exposición, Verner llevó a Ota Benga de regreso a África, donde contrajo matrimonio nuevamente. Sin embargo, al enviudar por segunda vez Ota Benga regresó con Verner a Estados Unidos y fue llevado temporalmente al Museo Americano de Historia Natural de Manhattan, donde se hizo el molde de su busto y se lo expuso como ejemplar de un salvaje vivo. En 1906 Ota Benga fue llevado al Zoológico del Bronx donde fue exhibido como parte de la muestra sobre la evolución en la “Casa de los monos” junto a un orangután llamado Dohong al que tomó cariño. Su jaula estaba decorada con huesos para aludir a su carácter pretendidamente ”caníbal” y en ella tenía arco y flecha. Era anunciado como “el eslabón perdido” y recibía un enorme número de visitantes que le hacían burlas y comentarios. Su exhibición generaba grandes ganancias y era auspiciada por Madison Grant, un científico racista y defensor de la eugenesia, teoría que fomentaba la manipulación de prácticas reproductivas en pos de la priorización de ciertos rasgos fenotípicos.
Esta situación tuvo lugar 40 años después de la abolición de la esclavitud en EEUU y provocó protestas por parte de la comunidad de afrodescendientes locales, gracias a las cuales se permitió que Benga pudierapasear por el zoológico e incluso alimentara a los animales. Sin embargo, esto provocó más impacto y el primer día que Benga estuvo fuera de su jaula el zoológico recibió 40.000 visitantes. Sus conductas defensivas ante el acoso de los visitantes fueron interpretadas como violentas y aumentaron su reputación de “salvaje”.
En 1906, pasados los 20 días de residir en el zoológico, la exposición de Benga se cerró debido a las protestas que llevó adelante la comunidad afroamericana, incluyendo miembros prominentes de la Iglesia. Ota Benga pasó a ser cuidado por el reverendo James H. Gordon, quien le dio asilo en su orfanato de color en Brooklyn durante tres años. En 1910 Ota Benga fue llevado a Lynchburg (Virginia), donde fue vestido con ropas europeas, sus dientes afilados fueron cubiertos, y asistió a instrucción formal y al Seminario Teológico de Virginia. Allí se hizo amigo de su presidente Gregory W. Hayes, la familia de éste y la poeta Anne Spencer, quienes habían participado de las protestas contra su exhibición. Ota Benga comenzó a trabajar en una fábrica de tabaco donde también trazó amistades que lo llamaban Bingo y con las cuales salía a cazar en sus tiempos libres. Había comenzado a ahorrar para pagar su regreso a África pero la guerra se lo impidió. El 20 de marzo de 1916, a sus 32 años, Ota Benga se arrancó los implantes dentales, preparó un fuego alrededor del cual bailó y finalmente se disparó en el corazón.
La muerte de Ota Benga tuvo un gran impacto en la comunidad, sobre todo en artistas, académicos y activistas. Su historia inspiró múltiples libros, películas y canciones. En 1992 Phillips Verner Bradford publicó el libro “Ota Benga: el pigmeo en el zoo”; en 2002 Alfeu França estrenó la película “Ota Benga; un pigmeo en América”; y en 2015 Pamela Newkirk publicó el libro “Espectáculo: la asombrosa vida de Ota Benga”. Por su parte, el profesor de historia de África Jacques Depelchin fundó la Alianza Internacional Ota Benga para la Paz en la República Democrática del Congo y el académico congoleño Dibinga wa Said organizó en 2007 en Lynchburg una conferencia internacional sobre Benga y los cazadores recolectores de África central.
El 16 de septiembre del año 2017 se colocó una placa en el barrio donde Ota Benga se quitó la vida cerca del hogar del reverendo Gregory Willis Hayes, presidente del Seminario Teológico de Virginia y defensor de los afroamericanos cuya familia dio refugio a Ota Benga. A la ceremonia concurrieron más de 50 personas y diversas personalidades que apoyaron el acto memorial. Entre ellos se encontraba François Nkuna Balumuene, embajador de la República Democrática del Congo; Joan Foster, alcaldesa de Lynchburg; Ann Van de Graaf, artista, activista por los derechos humanos y directora de la Casa Africana de Lynchburg; Pamela Newkirk, biógrafa de Benga; y Dibinga wa Said, académico congoleño. La ceremonia contó con música, plegarias, muestras y firma de libros de Pamela Newkirk. El mismo día de la ceremonia se estableció el 16 de septiembre como día de rememoración de Ota Benga. Asimismo, al no conocer con certeza el lugar de sepultura de Benga, la comunidad comenzó a considerar ese sitio como un espacio de peregrinación.
Por los registros históricos, se sabe que el 22 de marzo de 1916, la iglesia afroamericana organizó el funeral de Ota Benga y le dio entierro en la sección negra del Cementerio de la Ciudad Vieja de Lynchburg. Sin embargo, hay versiones orales que sostienen que el cuerpo de Ota Benga fue trasladado al cementerio White Rock de Lynchburg. A pesar de la incertidumbre respecto a la localización de su sepultura, se ha realizado un segundo memorial en donde se cree que reposan sus restos, el Cementerio de la Ciudad Vieja. Este segundo acto memorial fue en parte una respuesta de los ciudadanos del estado de Virginia a los intentos de por parte de los supremacistas blancos de derribar los monumentos de quienes lucharon por el Sur en la Guerra Civil. En 2021 los representantes de la Asamblea Nacional Congoleña Christelle Vuaga y Mme. Laetitia Basondwa visitaron el sitio y le hablaron en su idioma nativo.
Por su parte, en julio de 2020, tras los repudios al racismo que provocó el asesinato de George Floyd y Breonna Taylor, la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre encargada del zoo del Bronx pidió disculpas públicamente al pueblo Mbuti por los tratos que recibió Ota Benga.
