Mapa Interactivo Lugares de memoria relacionados
con graves violaciones a los derechos humanos

Las Cruces de Ciudad Juárez

Sitio
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Tema: Violencia contra las mujeres, diversidades sexuales y/o por razones de género

Dirección

Arroyo Navajo, desierto del Valle de Juárez

País

México

Ciudad

Ciudad Juárez

Continente

América

Tema: Violencia contra las mujeres, diversidades sexuales y/o por razones de género

Objeto de memoria

Honrar la memoria de las víctimas de Arroyo El Navajo y exigir que ni una más sea víctima de femicidio.


Acceso al público

Libre


Descripción del lugar

El memorial consta de 16 cruces de madera pintadas de rosa clavadas en la tierra y se encuentra situado cerca del arroyo Navajo en el desierto del Valle de Juárez donde fue encontrado un cementerio clandestino que contenía los restos de 24 niñas y mujeres entre 14 y 26 años de edad víctimas de desaparición, trata y femicidio. Las cruces colocadas conforman un panteón, tienen inscritos los nombres de las mujeres asesinadas, mensajes de sus familiares y decorados florales. El lugar fue convertido en un sitio de rememoración y pedido de justicia por los familiares de las víctimas quienes también hacen procesiones al sitio en fechas simbólicas y conmemorativas. 

En todo Ciudad Juárez las cruces rosas se han convertido en un símbolo en la lucha contra los femicidios utilizado por familiares de desaparecidas, familiares de víctimas y defensoras de derechos humanos para visibilizar la falta de justicia. Los espacios públicos de la ciudad y especialmente los lugares donde fueron vistas por últimas vez las víctimas o donde se encuentran sus cuerpos son intervenidos con pintadas de cruces rosas.

La violencia de género que atraviesa a México se expresa de forma más extrema en la alta tasa de femicidios que presentan sus zonas fronterizas. Según un informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de México hay al menos 10 femicidios al día en México. Ciudad Juárez es una ciudad fronteriza lindante con Estados Unidos de 1,5 millones de habitantes marcada por la violencia de género y el crimen organizado. En las últimas tres décadas la ciudad registró más de 2.300 femicidios y en el mes de enero del 2022 se contabilizaron 11 femicidios.

Anteriormente, los asesinatos de mujeres eran tipificados como crímenes pasionales siendo esto un atenuante en su condena. Los casos de Ciudad Juárez dieron origen al término femicidio permitiendo su catalogación como homicidio de una mujer por razones de género. 

Las mujeres que desaparecen o son asesinadas en Ciudad Juárez tienen en común ciertos rasgos: tener entre 15 y 25 años, bajo nivel socioeconómico, cabello lacio, un promedio de 1.60 cm de estatura, vivir en las periferias, ser migrantes y trabajar en la maquila. 

Se han vinculado estos femicidios al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la intensificación de la violencia de género, el aumento del tráfico de drogas y el crimen organizado que atrae esta zona estratégicamente ubicada y disputada por las bandas del narcotráfico.

La firma del TLCAN en 1992 habilitó la instalación en Ciudad Juárez de maquiladoras de capital estadounidense exentas de impuestos que atrajeron a poblaciones rurales en busca de oportunidades laborales, sobre todo a mujeres de bajos recursos. Las maquiladoras demandan constantemente trabajadoras temporales que son sometidas a condiciones de explotación y precarización laboral. Lejos de generar una mejora en el desarrollo de la zona, el aumento demográfico ocasionó un aumento en el tráfico de drogas, el crimen organizado y los femicidios. De hecho muchas de las víctimas de femicidio eran empleadas en las maquiladoras.

Los primeros femicidios en Ciudad Juárez se registraron en el año 1993 y fueron seguidos de una tendencia femicida en aumento. La preocupación por el tema se generalizó con el caso “Campo Algodonero”. En 2001 aparecieron los cuerpos de ocho mujeres de entre 15 y 20 años con claros signos de violencia y violación. Ante la falta de respuesta, los familiares presentaron una denuncia a la Corte Interamericana de Derechos Humanos quien responsabilizó al Estado de México por incumplir la Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer y por la violación del Derecho a la Vida, Derecho a la Integridad Personal, Garantías Judiciales, Derechos del Niño y Protección Judicial. 

Más tarde, en 2012, se encontraron los restos óseos de al menos 24 mujeres en un cementerio clandestino en las inmediaciones del Arroyo El Navajo del Valle de Juárez, a 94 km de la frontera con Estados Unidos. La Fiscalía sostuvo que las mujeres eran secuestradas y sometidas a la explotación sexual en Ciudad Juárez para luego ser asesinadas y abandonadas en cementerios clandestinos lejos de la ciudad. Se identificó también al Hotel Verde como el edificio donde operó la red de trata y donde se explotaba sexualmente a las víctimas entre 2008 y 2011. 

Si bien se responsabilizó a cinco personas por el secuestro, explotación sexual y asesinato de 11 de las mujeres los expertos, familiares y la Corte Interamericana de Derechos Humanos señalaron irregularidades en las investigaciones y reclaman justicia por las mujeres que fueron excluidas del proceso judicial. 

Los femicidios siguen creciendo, la búsqueda de justicia no ha cesado y varias sentencias internacionales señalaron la falta de rigor en las investigaciones y la ausencia de una respuesta adecuada por parte del Gobierno de México.

Ciudad Juárez es una ciudad marcada por la búsqueda de justicia y memoria por parte de los familiares de víctimas y las organizaciones sociales. Cruces de madera color rosa, cruces de clavos, murales con retratos de desaparecidas, inscripciones de “ni una más”, cruces negras sobre fondos rosa que indican donde fueron vistas por última vez las mujeres desaparecidas, botones de pánico en postes de luz y señalética que indica el “corredor seguro para mujeres” son muestras constante de las intenciones de visibilizar y evitar los femicidios. La ciudad entera se ve movilizada por la violencia de género. 

Desde 1990 empiezan a surgir organizaciones para apoyar a las familias de las víctimas de femicidio conformadas mayormente por mujeres, entre ellas Casa Amiga, Nuestras Hijas de Regreso a Casa, Justicia para nuestras hijas y Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez. La comunidad y la prensa visibilizan los casos y denuncian la violencia que exponen los cuerpos de las víctimas. En 1993 se empiezan a contabilizar los femicidios de Ciudad Juárez, Esther Chávez Cano comienza a acopiar las notas periodísticas que aludían a asesinatos y desapariciones de niñas y mujeres donde muchas veces las víctimas eran descritas de manera misógina y clasista restando responsabilidad a las autoridades y los asesinos. 

En 2001 la madre y la profesora de Lilia Alejandra Gracía Andrade, joven de 17 años violada y asesinada a la salida de su trabajo en una maquiladora, fundan la asociación civil Nuestras Hijas de Regreso a Casa convocando a familiares y amistades de víctimas para pedir justicia por los femicidios.  

Organizaciones y familiares de víctimas denuncian las irregularidades de los procesos que abordan los casos de femicidios. Asimismo también participan de los rastreos, reparten volantes e intervienen los espacios públicos con imágenes de las víctimas.  

Si bien la Fiscalía General del Estado de Chihuahua y el Equipo Argentino de Antropología Forense lograron identificar a algunas de las personas encontradas, los restos restituídos a las familias son ínfimos y dan cuenta de la violencia física y sexual que sufrieron las mujeres antes de ser asesinadas. 

A pedido de la Corte Interamericana de Derechos Humanos el gobierno mexicano ha construído un memorial por las víctimas del caso Campo Algodonero que sin embargo fue mal recibido por las familias de las víctimas.  

Luego del hallazgo del cementerio clandestino en el Arroyo El Navajo las madres de las víctimas han colocado cruces de madera pintadas de rosa para tener un lugar donde visitar y honrar la memoria de sus hijas. La instalación de cruces en los sitios donde desaparecen las mujeres o aparecen sus cuerpos se ha vuelto una práctica popular de la comunidad de Ciudad Juárez para recordar a las víctimas y exigir justicia.

El Hotel Verde donde funcionaba la red de trata fue también intervenido con fotos de las desaparecidas, poemas y cruces rosas. 

En pos de sensibilizar a la comunidad y denunciar los femicidios un grupo autogestivo de madres también ha pintado más de 50 retratos murales en los espacios públicos y organizaciones sociales han convocado a colocar pegatinas de cruces rosas.

Muchos de los familiares involucrados en la búsqueda de justicia recibieron amenazas y ataques incluso debiendo exiliarse.