Ronddhha revista del CIPDH UNESCO
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Un Acuerdo que incluya la visión de pueblos indígenas

El valor de una mirada

Aída Gamboa Balbín

El valor de una mirada
Foto: CEPAL. Presentación de pueblos indígenas de propuestas para que se les incluya en la planificación de la implementación del Acuerdo de Escazú, durante la tercera Conferencia de las Partes.

Gran parte de los y las defensores del ambiente pertenecen a los pueblos indígenas, También muchas de las víctimas atacadas por estar en la primera línea. Así, resulta fundamental la participación de los pueblos originarios en la preparación del Plan de Acción Regional sobre Defensoras y Defensores de los Derechos Humanos en Asuntos Ambientales. Su experiencia y su mirada integral, territorial e intercultural, fortalecen la oportunidad que representa el Acuerdo de Escazú.

El Acuerdo de Escazú se materializa en América Latina y el Caribe como el primer instrumento jurídico internacional y regional que establece disposiciones para garantizar el derecho de acceso a la información pública, la participación pública y a la justicia en materia ambiental, así como la protección de los defensores de derechos humanos ambientales. Busca vincular marcos jurídicos internacionales y nacionales, establecer estándares regionales y sentar las bases para la creación de una estructura institucional de apoyo que permita mejorar la formulación de políticas públicas y la toma de decisiones en cuyo proceso se involucre a las personas o grupos que se verán afectados por cuestiones ambientales.

El tratado adopta una amplia identificación de las y los beneficiarios, a través de la definición de “público”, sin discriminación, como sujeto universal de los “derechos de acceso”. Asimismo, retoma las metas del objetivo 16 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), refuerza el camino hacia la lucha contra el cambio climático e integra el espíritu de los Principios Rectores sobre Empresas y los Derechos Humanos de la ONU. Por otra parte, incorpora disposiciones sobre los y las defensores ambientales para enfrentar la situación de asesinatos en la región.

Según el último informe de Front Line Defenders fueron asesinados 401 defensores de derechos humanos en el mundo, de los cuales 245 se presentaron en el continente americano1. El 48% de estas personas laboraba en la defensa de la tierra, el medio ambiente y los derechos de los pueblos indígenas. En Perú, según la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) hasta el momento son más 31 líderes y lideresas indígenas asesinados en la Amazonía desde el inicio de la pandemia2. Debido a esta situación, en el 2022, durante la primera Conferencia de las Partes (COP1) se acordó la conformación de un grupo de trabajo ad hoc que tiene entre sus funciones la elaboración de un Plan de Acción para la Implementación del Artículo 9 sobre protección de las y los defensores ambientales.

El valor de una mirada
Foto: CEPAL. Judith Nunta, lideresa indígena de Perú y representante de ORAU, presenta la Declaración de la Alianza Latinoamericana de defensores y defensoras indígenas en la Tercera Conferencia de las Partes del Acuerdo de Escazú (COP3).

Propuestas desde las organizaciones indígenas y sociedad civil

Durante los dos últimos años se han llevado a cabo consultas virtuales públicas regionales sobre el proyecto del Plan de Acción Regional sobre personas defensoras de Derechos Humanos en Asuntos Ambientales, lideradas por un grupo de trabajo conformado por Chile, Ecuador y San Cristóbal y Nieves.

En las reuniones han participado organizaciones indígenas de diversos países. De Perú, la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), organización que agrupa a los pueblos indígenas de la Amazonía del Perú y sus bases regionales ORAU, COMARU, CORPI-SL, ORPIO y CARE enviaron propuestas para fortalecer los mecanismos de participación y comunicación con las y los defensores ambientales.

Han solicitado la institucionalización de un mecanismo o espacio específico para la participación de representantes defensores y defensoras indígenas de carácter vinculante, con poder de decisión, para garantizar el enfoque intercultural en los órganos de gobernanza dentro del Acuerdo de Escazú. En otros espacios como el Foro Permanente de Naciones Unidas, Foros de Empresas y Derechos o las Conferencias de Cambio Climático se han generado espacios importantes que pueden ser aplicados para este proceso.

Asimismo, redes de la sociedad civil como la Red Escazú Ahora o la Alianza Latinoamericana de Defensores y Defensoras Indígenas, han participado en conjunto con otras redes y organizaciones de la región con diversas propuestas. Entre ellas, que se incluya un diagnóstico regional sobre la situación de las y los defensores con información desde los propios territorios, identificar y reconocer las iniciativas de autoprotección indígena y locales, fortalecer las capacidades de los diferentes operadores de justicia y de la seguridad nacional para a la protección y defensa, incluir el enfoque intercultural y de género, implementar un sistema de alerta temprana regional para alertar casos y prevenir ataques, asignar un fondo regional de emergencia a las y los defensores ambientales, sus familias y organizaciones representativas, e incluir indicadores claros de supervisión del plan de acción.

Si bien este plan de acción será implementado por aquellos países que han ratificado el acuerdo, será fundamental que se pueda encontrar el mecanismo necesario para que sirva para aquellos países donde la violencia a las y los defensores es mayor y que no son parte aún de Escazú como Brasil, Colombia, Honduras, Perú. De este modo, sería una herramienta con mayor impacto en la región y que podría ayudar a acabar con la impunidad en este tema.

Es necesario que el plan de acción regional tenga un enfoque de fortalecimiento de la sociedad civil pero también estatal. Algunos países ya cuentan con herramientas aprobadas sobre la protección a las y los defensores. El plan debería contribuir a superar limitaciones de las herramientas aprobadas, brindar pautas a las entidades encargadas de seguridad y justicia (para aportar claridad en el desarrollo de las intervenciones y los actos de protección), reforzar la articulación de los sectores involucrados con las organizaciones locales indígenas para fortalecer la participación de la sociedad civil.
Ello también implica articular los instrumentos nacionales e internacionales con los protocolos propios indígenas de defensa y autoprotección que se basan en su cosmovisión y conocimiento local sobre el territorio, es decir, el reconocimiento de iniciativas locales colectivas para una efectiva protección.

Por otro lado, también debe reforzarse la articulación con las entidades públicas a nivel local, subnacional y nacional. Para contar con una protección más efectiva, es indispensable generar compromisos institucionales para la coordinación entre las prefecturas y fiscalías de prevención del delito. Las instancias regionales y locales deben estar involucradas también para atender los riesgos que ocasiona la falta de titulación de las comunidades indígenas.

De este modo, el plan de acción regional será una herramienta útil para fortalecer los sistemas de protección de los defensores de derechos humanos en asuntos ambientales a nivel nacional y regional.

Conclusión

En estos momentos, para las autoridades políticas de algunos países no es una prioridad la agenda de derechos humanos y hay serios riesgos de que puedan debilitar más la legislación ambiental y la protección a las y los defensores. Por ello, es necesario que el plan de acción regional sobre defensores y defensoras del Acuerdo de Escazú sea aprobado este año con altos estándares, que posibilite adoptar medidas preventivas y sancionadoras ante las amenazas que enfrentan estas personas y grupos, reconocer su labor en la defensa del medio ambiente y de sus territorios, así como difundir la perspectiva de derechos humanos en el sector empresarial, entre otros.

Luego de su aprobación será necesario que los países hagan mayores esfuerzos para efectivizar la implementación y su articulación con el sector ambiente, justicia, del interior. Ello de la mano con las propias organizaciones indígenas en los propios territorios y con el apoyo de sociedad civil en la vigilancia y recojo de información. Presupuesto y capacidades técnicas serán un punto de inicio para mostrar el compromiso para atacar esta situación de constantes amenazas que viven los defensores y defensoras ambientales. Se espera que en Chile donde se llevará a cabo la COP los países y sus delegados muestren un compromiso real con un modelo de desarrollo sostenible.

CRÉDITOS

  • Aída Gamboa Balbín Magíster en Ciencia Política y Gobierno por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y Politóloga por la misma casa de estudios. Especialista en gobernanza socioambiental, derechos humanos y en articulación con pueblos indígenas, sector privado y sociedad civil. Autora de diversas publicaciones, artículos académicos de opinión e investigaciones. Ha participado de la negociación y ratificación del Acuerdo de Escazú.

Bibliografía

AIDESEP (2023). Declaración de defensores y defensoras de los pueblos indígenas de la Amazonía peruana – AIDESEP

Frontline Defenders (2022). Análisis global de Front Line Defenders 2022. GLOBAL ANALYSIS 2022

  1. Frontline Defenders (2022).
  2. AIDESEP (2023).
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