Ronddhha revista del CIPDH UNESCO
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La Vida en el centro

Pueblos originarios y cuidado de la Tierra

María Xón

La Vida en el centro
Imagen: gentileza María Xón. Espacio de Mujeres Mayas y Xinka

La relación de los pueblos originarios con la naturaleza tiene mucho para compartir a la comunidad global en tiempos de crisis ambiental. Desde Guatemala María comparte sobre la relación de respeto y convivencia de las comunidades con la naturaleza, que incluye tanto el cuidado como la defensa del ambiente. Este cuidado se dificulta en territorios donde los proyectos extractivos y la explotación intensiva daña el suelo, contamina y agota el agua.

La relación con la Madre Tierra:

En Guatemala habemos cuatro pueblos reconocidos desde los acuerdos de paz, somos varias naciones, con nuestros propios idiomas.

Las mujeres y hombres del pueblo Q’eqchi’ se nombran hijas e hijos de la Tierra. Esta identidad refleja la relación íntima con la naturaleza, asumida desde la mirada de la red de la Vida. Para los pueblos el centro de todo es la Vida. La red de la Vida es como la telaraña, una red que interrelaciona todos los elementos de la naturaleza, la biodiversidad, la tierra, el agua, el fuego, la luna, las estrellas, las personas. Es por esto que también se nombran cuidadoras y cuidadores de la Tierra: asumimos que las personas tenemos que cuidar de la Vida.

Para los pueblos originarios y principalmente las mujeres, lo principal en la relación con la Madre Tierra es el respeto, y su cuidado como hijas e hijos. Es una relación de convivencia y reciprocidad con la Tierra y la naturaleza, poniendo la Vida fuera de las esferas del mercado, dando valor y reconocimiento a otras maneras de relacionarnos y compartiendo cosmovisiones y conocimientos, identificando las necesidades vitales y proponiendo un cambio de mirada sobre los recursos para la Vida. Para los pueblos, todos los elementos entre seres vivos están vinculados: el aire, fuego, la tierra, bosques y evidencian condiciones como libertad, cuidado, espiritualidad y felicidad. Cada actividad se hace con las energías del día, que conocemos en el calendario Maya, respetando las demás cosmovisiones.

La Vida está en el centro de esta Red. La relación es de mucho respeto. Por eso le decimos Madre Tierra, y sostenemos que nadie tiene derecho a explotarla, ni a apropiarla. Anteriormente había tierras comunales, hay que recuperar esas prácticas. La propiedad privada fue una imposición, para beneficio de una minoría que se apropió de grandes extensiones de tierra, y las personas de los pueblos y específicamente las mujeres si no tienen un título de propiedad, no tienen nada . Queremos un Estado en el que seamos parte incluyente, por eso hablamos de un Estado Plurinacional, por la autodeterminación, autonomía, autogobiernos.

Para nuestros pueblos hay una historia mucho más allá de 500 años. Las abuelas recuperan esta historia, que muestra con claridad el vínculo de las mujeres con la Tierra: Las mujeres fueron las primeras que se relacionaron con la tierra y la sembraron. Nuestras ancestras recolectaron semillas, frutos, tubérculos y hojas para la comida y luego hicieron la experiencia de sembrar, que a la fecha son mujeres y hombres de los pueblos originarios quienes cultivan diversidad de alimentos. Esto nos da claridad, comprensión de la organización del trabajo. Reconocer que desde que hubo capacidad de mayor producción de alimentos, de trabajar colectivamente, se relegó una parte del trabajo y administración de recursos a los hombres, y el trabajo doméstico y de cuidados a las mujeres. Esta división fue a partir del despojo del modelo colonizador, que además privó del territorio a campesinos y campesinas.

La mirada sobre el territorio

Cuando hablamos de territorio tiene un significado más amplio y profundo. Estamos hablando de un espacio natural, social e histórico, que se refiere no solo a la tierra sino a otros bienes naturales y comunes y el espacio sobre el cual determinadas comunidades y pueblos desarrollan su vida, cultura e identidad, de la cual la tierra es parte.

Para nosotras el territorio tiene una parte natural, cultural y social. La cultural, por lo menos para los Pueblos Q’eqchi y K’iche, es que todos los seres son sagrados, el cerro, el sol, el agua, todo es nombrado con respeto. La parte social son los grupos, asociaciones, empresas, y sus relaciones económicas y políticas. El territorio tiene un sentido social y político.

El cuidado del ambiente:

Hoy en día los negocios continúan despojando a las comunidades de sus tierras, inclusive a través de engaños. En territorios de Izabal y Alta Verapaz hay proyectos extractivos como la minería y la expansión de monocultivos, de palma aceitera sobre todo. Se les dan permisos de muchos años a través de licencias para explotación y deterioro de la tierra y el ambiente. La gente está defendiendo lo que ancestralmente le toca, como la tierra. El nivel de empobrecimiento y desnutrición en las comunidades en estos territorios es muy fuerte, por el despojo de tierras, territorios y bienes comunes. El sistema de salud y el sistema de seguridad alimentaria responsabilizan a las mamás y papás de no querer dar comida a sus hijos e hijas, pero no ven que la expansión de la palma está secando ríos, empobrecen la tierra, hay sequía e inundaciones. Hay también mucha persecución y criminalización hacia las defensoras y defensores.

A la vez, hay tierras y territorios que están muy afectados por la contaminación, son desafíos fuertes para las comunidades y pueblos. Hay demasiada contaminación por el uso de agroquímicos por las empresas y los monocultivos. En el caso de comunidades de Izabal y Alta Verapaz lo que más se siente son los efectos de la palma aceitera, por el uso de agroquímicos. La fumigación afecta la vida de la gente no solo en sus alimentos y árboles sino también en la salud, con ronchas, alergias, problemas gastrointestinales, etc. Pero también con la escasez de los mismos alimentos. Las plantas y semillas nativas van protegiéndose, van corriéndose a lugares donde la contaminación llega menos, donde hay más humedad y agua. Ante el uso excesivo de agroquímicos la misma gente ya no puede cosechar sin químicos, si no se fumiga la maleza entre la milpa, ya no se puede cultivar porque la misma contaminación va matando la vida como tal. En la parte más occidental del país, la siembra de hortalizas y legumbres y otros, va haciéndose monocultivo también. La fumigación de la papa en Guatemala es de dos o tres veces por semana.

Son fundamentales los esfuerzos colectivos por impulsar la agroecología y la soberanía alimentaria. En una experiencia concreta con siete comunidades que impulsan agroecología, hicimos un análisis de suelo y la contaminación era más del 90%. El esfuerzo de la producción de abono orgánico, no llegaba a tener éxito por toda la contaminación que existe alrededor. Hay otros esfuerzos ambientales que actualmente se hacen en las comunidades, principalmente sobre la basura y cómo minimizar la contaminación.

Las prácticas de cuidado que se intentan son el cuidado de la basura, de las contaminaciones por parte de las empresas extractivas, evitar el consumismo y uso de desechables. También cuidar la tierra de las rozas o quemas que también son dañinas, del uso de fertilizantes, pesticidas, herbicidas. Reforestar, sembrando árboles específicos para la protección del agua. La implementación de sistemas propios de siembra como el sistema milpa, siembras de plantas diversificadas e integradas. Y el intento de sistemas agroecológicos. Sin embargo, la situación es precaria en muchas comunidades por falta de agua, drenajes y altos porcentajes de contaminación.

La Vida en el centro
Imagen: gentileza María Xón. Espacio de Mujeres Mayas y Xinka
La Vida en el centro
Imagen: gentileza María Xón. Espacio de Mujeres Mayas y Xinka

La defensa del ambiente y los territorios

Existen violencias hacia los pueblos desde la invasión y colonización. Los pueblos y las mujeres estamos en constantes luchas de defensa, resistencia y propuestas ante el despojo de tierra, territorios y de bienes comunes naturales que los gobiernos han entregado a las empresas extractivas a través de licencias. Y ante constantes violaciones de derechos humanos y colectivos de los pueblos, persecución, criminalización y capturas y encarcelamiento de liderazgos comunitarios, defensoras y defensores de tierra y territorio.

Respondemos desde la resistencia histórica. Frente al continuum de violencias hay un continuum de resistencias. Hay muchas formas de resistir ante tanto despojo: de historia, memoria, saberes, prácticas. Tener muchos hijos es parte de la resistencia, sino nos hubieran ya exterminado, dicen algunas abuelas. Desde el arte se está recuperando música, pintura. Valoramos mucho la lucha de las juventudes a través del arte, que también es parte de defender la tierra y el territorio, que también es el cuerpo, lo que consumimos, lo que nos echamos. Hay muchos esfuerzos para retomar la cultura en un contexto donde el racismo es fuertísimo. Con fuerza colectiva, comunitaria, territorial y desde una forma más amplia. Desde la Marcha Mundial de Mujeres. Hay una fuerza colectiva para la defensa de la Vida, nuestros territorios y la memoria. Es dejar de ver que hay fronteras para nuestras ideas y luchas comunes.

Esta nota resume las voces de María y un grupo de mujeres campesino indígenas con quienes participa en comunidades indígenas en 2024. María pertenece al espacio de mujeres mayas y xinkas, Alianza Política Sector de Mujeres y al colectivo de Mujeres por la Defensa de Tierra y Territorios y defensora de Derechos Humanos.

CRÉDITOS

  • María Velazquez Xón: Mujer k’iche, integrante del Espacio de Mujeres Mayas y Xinka en Guatemala, del colectivo de Mujeres por la Defensa de Tierra y Territorio, de la Fundación Guillermo Toriello y de la Alianza Política Sector de Mujeres, un movimiento de mujeres a nivel nacional.
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