El Grito de la Madre
Monumento
Tema: Conflictos armados
Dirección
Khojali Avenue
País
Azerbaiyán
Ciudad
Bakú
Continente
Asia
Tema: Conflictos armados
Objeto de memoria
Rememorar a las personas de origen azerbaiyano que murieron como consecuencia de la masacre producida en la ciudad de Jóyali, el 25 y 26 de febrero de 1992, en el marco de la guerra entre Armenia y Azerbaiyán (1988-1994).
Nombre conocido
El Grito de la Madre
Fecha de creación / identificación / declaración
2008
Acceso al público
Libre

Descripción del lugar
El Grito de la Madre se encuentra ubicado en la ciudad de Bakú, capital de la República de Azerbaiyán, y fue inaugurado el 26 de febrero de 2008, fecha en que se conmemoraba el 16 aniversario de la Masacre de Jóyali. El monumento está hecho de bronce y granito negro, consta de un pedestal de 5,4 metros sobre el cual se erige una escultura de 3,2 metros. La escultura representa a una madre vestida en ropa de cama –simbolizando la salida forzada de su hogar– que presiona contra su pecho a un niño muerto. Los bajorrelieves del pedestal representan a mujeres, niñas/os, ancianas/os que murieron durante la masacre y al periodista que filmó y documentó las escenas de la masacre en primera persona, Chingiz Mustafayev, con la cámara en sus manos, inclinado sobre el cuerpo de un niño muerto. En la parte inferior del pedestal se ha grabado la lista con los nombres de las víctimas y en la cara frontal, las palabras soyquirim y genocide, que significan genocidio en azerbaiyano e inglés respectivamente.
Desde fines de la década de 1980, las tensiones étnicas y religiosas en la Unión Soviética comenzaron a revelar una violencia irrefrenable. Entre Armenia y Azerbaiyán hubo enfrentamientos aislados que en 1988 desembocaron en una guerra abierta, desatada tras una serie de manifestaciones protagonizadas por los habitantes de la región de Nagorno-Karabaj para pedir su incorporación a Armenia. Esta región divide Armenia de Azerbaiyán y ambos países la reclamaban como propia. En 1923, la Unión Soviética había tomado el control de la zona, creando una unidad administrativa conocida como Región Autónoma de Nagorno-Karabaj en territorio azerbaiyano. Sin embargo, la mayoría de su población era de origen armenio.
En noviembre de 1988, 130 armenios fueron asesinados por azeríes en el pogromo de Kirovabad; en febrero de 1992 la masacre de Garadaghly dejó cincuenta azeríes muertos; dos meses más tarde, más de cuarenta armenios fueron asesinados en la masacre de Maraga.
Aquel febrero de 1992, en la noche del 25 y 26, una de las peores masacres ocurrió fuera de Jóyali. Como esta ciudad poseía el único aeropuerto de la región, había sido bloqueada y sufría constantes bombardeos. Cuando estaba a punto de caer ante las fuerzas armenias, los residentes azeríes que aún continuaban allí intentaron huir utilizando los corredores seguros que les habían sido proporcionados por el Ejército armenio. Entre ellos se encontraban los combatientes azeríes en retirada, y a medida que se acercaban a las líneas armenias, estas comenzaron el ataque apoyadas por parte del Ejército ruso que, desintegrado una vez caída la URSS, había engrosado las filas de distintos ejércitos de la región. Los azeríes que consiguieron escapar huyeron a las montañas donde luego fueron capturados o murieron a causa de las bajas temperaturas. La estimación de las muertes de civiles da cuenta de 613 personas; alrededor de 1.000 fueron mutiladas y 1.275 tomadas cautivas, desconociéndose a la fecha el destino de 150.
La guerra sobre Nagorno-Karabaj se prolongó durante seis años (1988-1994) y cuando finalizó, el recuento de muertos fue de aproximadamente 30.000 entre ambos bandos.
A un año de finalizada la masacre, el 26 de febrero de 1993, se instaló en Bakú, la capital azerí, un monumento llamado Grito de la Madre –Ana Harayı Abidəsi en azerbaiyano– dedicado a las víctimas de la masacre de Jóyali perpetrada por las fuerzas armenias. Si bien fue erigido por iniciativa del Poder Ejecutivo, los fondos provinieron de particulares.
Quince años después, el 26 de febrero de 2008, y también por iniciativa del Poder Ejecutivo, se decidió construir un nuevo monumento de mayores dimensiones que el anterior, que conservó el nombre y buscó representar el mismo dolor, aunque con algunas diferencias escultóricas.
El antiguo monumento mostraba una joven que levantaba a su bebé asesinado, representando un pedido de auxilio, dolor y espanto ante la tragedia. Se encontraba descalza y con su vestido en movimiento, figurando que tras la huida de la ciudad debió atravesar el bosque y pasar la noche bajo la nieve y en la helada intemperie. En el monumento actual, en cambio, el bebé asesinado se encuentra contra el pecho de la madre, que muestra una actitud de entrega e impotencia. Se la representa quieta, con ropa de cama y un pañuelo en la cabeza; los pies no se ven.
A pesar de haber cambiado algunas características, el Grito de la Madre es reconocido en el mundo y todos los 26 de febrero de cada año, cientos de azerbaiyanos marchan hacia el monumento. De la conmemoración participan familiares de las víctimas que reclaman justicia por sus muertos, miembros del Gobierno azerbaiyano y funcionarios de otros países que reconocen la masacre y apoyan los reclamos del Gobierno azerí. Los asistentes a la ceremonia marchan con pancartas y flores que depositan en el monumento.
Otros monumentos se han levantado impulsados por las comunidades azeríes radicadas en diferentes países con acompañamiento del Estado azerbaiyano: en 2008 se inauguró uno en La Haya; en 2011, en Berlín; en 2012, en Sarajevo y en Ciudad de México. Por su parte, en Turquía se inauguraron tres monumentos: en Ankara (2014), en Izmit (2015) y en Izmir (2016).
En 2008, por iniciativa de la Coordinadora General del Foro de la Conferencia Islámica para el Diálogo y la Cooperación, se lanzó una campaña internacional de sensibilización llamada “Justicia para Jóyali” (Justice for Khojaly). Su objetivo es dar a conocer los sucesos sobre la masacre, así como las causas y consecuencias del conflicto Nagorno-Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán. La campaña, que continúa hasta la fecha, busca también honrar a las víctimas, mantener vivo su recuerdo, apoyar a los sobrevivientes y a sus familias. Exposiciones, manifestaciones, concursos, conferencias, seminarios y actividades similares son las herramientas con que promueven sus objetivos, además del uso de las redes sociales.



