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con graves violaciones a los derechos humanos

Monumento a las víctimas de la Escuela Residencial de Indios de Kamloops

Monumento
Monumento
Tema: Genocidio y/o crímenes masivos

Dirección

330 Chief Alex Thomas Way

País

Canadá

Ciudad

Kamloops

Continente

América

Tema: Genocidio y/o crímenes masivos

Objeto de memoria

Crear un lugar de descanso y honrar la memoria de los menores de edad que fueron víctimas de los internados para la asimilación forzada de la población indígena en la Columbia Británica.


Acceso al público

Libre


Descripción del lugar

El memorial por los menores indígenas víctimas del sistema de residencias para la asimilación forzada de la población indígena de Canadá consta de un monumento realizado en el sitio donde se ubica el internado de Kamloops. Frente a la fachada de la antigua escuela residencial de Kamloops se encuentra un monumento con forma de tronco de pirámide rodeado de ofrendas de la comunidad. El monumento tiene una base cuadrada sobre la cual se alza un tronco de pirámide de concreto cuyas cuatro caras tienen placas con inscripciones honrando la memoria de las víctimas y sus familias. Familiares de las víctimas y ciudadanos canadienses visitan el sitio depositando flores, cartas, muñecos de peluches, carteles, zapatos y globos al pie del monumento. 

En fechas conmemorativas se realizan allí cantos con tambores tradicionales y vigilias con velas. Los visitantes suelen vestir remeras naranjas o dejarlas como ofrendas. Asimismo, todos los 30 de septiembre muchos ciudadanos canadienses visten camisas color naranja en honor a Phyllis Jack Webstad, a quien se le quitó la camisa naranja que llevaba puesta cuando fue ingresada a la escuela residencial. Esta fecha, denominada como el Día Nacional de la Verdad y la Reconciliación, busca crear conciencia sobre los derechos de los pueblos indígenas y conmemorar a las víctimas del sistema de escuelas residenciales.

En respuesta al “problema indio” los gobiernos coloniales de Canadá desarrollaron una política de asimilación forzosa entre 1840 y 1910 cuyo objetivo era integrar culturalmente a los niños indígenas a la cultura anglosajona y francesa, blanca, occidental y católica dominante desde el siglo XVII en el país. En este marco, los nativos conocidos como Primeras naciones fueron desplazados por el gobierno canadiense y definidos como “salvajes e inferiores”, obligados a asimilar la cultura blanca para poder sobrevivir en la sociedad capitalista y no convertirse en un obstáculo para el desarrollo.

Como parte de esta política de asimilación cultural, entre 1863 y 1996 se implementó un Sistema Escolar de Residencias Indígenas que consistía en un plan de internados obligatorio para niños y jóvenes indígenas, creadas con el apoyo y la financiación del Estado y gestionadas por congregaciones religiosas. El objetivo de los internados era cristianizar, civilizar e integrar a los indígenas a la sociedad eurocanadiense  y a las tradiciones de los colonos “elevando” la supuestamente inferior cultura indígena.

Hacia el año 1867 se establece al Gobierno como responsable de la educación de los nativos y en 1876 se extiende la responsabilidad al cuidado y la educación de los niños indígenas. Paralelamente, en 1876 el Acta India (“ ley para enmendar y consolidar las leyes que respetan a los indios” de acuerdo a las actas del Parlamento canadiense) impone políticas opresivas y controles a la población indígena confinándolos a vivir en reservas. Finalmente, en 1920 y ante el fracaso de las medidas de asimilación cultural se oficializan las escuelas residenciales mediante un cambio en dicha Acta que estableció la obligación de los niños indígenas de vivir en escuelas residenciales catalogando como criminales a quienes se negaran. 

El Sistema Escolar de Residencias Indígenas buscó erradicar la cultura indígena interrumpiendo su transmisión generacional y alejando a los hijos de la comunidad. Las escuelas se ubicaban lejos de las comunidades para promover el aislamiento de los menores y evitar el contacto con su cultura. 

Todo infante mayor de 6 años era forzosamente separado de su familia y su comunidad para vivir en internados aislados donde eran obligados a hablar inglés y/o francés, aprender oficios, trabajar y convertirse al cristianismo, y donde se les prohibía hablar en su lengua materna, usar sus ropas o practicar su religión, costumbres y hábitos culturales bajo amenaza de castigo. Los establecimientos contaban con malas condiciones de alimentación y salubridad y registraban explotación infantil, agresiones racistas, castigos, maltratos, abusos físicos, sexuales y emocionales. 

Se estima que existieron alrededor de 139 escuelas que albergaron a 150.000 menores nativos que nunca regresaron a sus comunidades, murieron en circunstancias desconocidas o desaparecieron.

Desde 1940 ciertos reportes comienzan a sugerir el reemplazo de las escuelas residenciales por escuelas provinciales para integrar a los niños indígenas. En 1975 se investigaron algunos casos de violencia física y sexual en las residencias pero solo dos religiosos confesaron abusos, siendo relocalizados a otras diócesis. En el año 1986 los nativos demandan su autodeterminación y cierran la gran mayoría de las instituciones. Desde ese entonces comenzaron a aparecer las primeras denuncias por abusos y al plan de destrucción cultural llevado adelante por el Estado y las iglesias a través de las residencias. 

En 1989 la Comisión de la Verdad y la Reconciliación comienza a investigar los casos escuchando los testimonios de víctimas y testigos determinando que las víctimas debieran ser reparadas y los agresores juzgados. Alrededor de once agresores fueron condenados y hacia 2002 se superaron las 10.000 denuncias. 

La escuela residencial Kamloops, creada en 1890 por la iglesia católica y situada en la provincia de Columbia Británica, fue la escuela más grande de Canadá llegando a albergar alrededor de 500 infantes indígenas hacia 1950. Hacia el año 2000 el descubrimiento casual de una costilla y un diente infantil hecho por un transeúnte en la escuela generó una búsqueda que dió por resultado el hallazgo en 2021 de los restos de 215 menores en una fosa común. La inspección de la escuela fue realizada por georradar por una antropóloga y por la propia Nación Originaria Tkémlúps te Secwépemcha. Este caso impulsó búsquedas en otros internados y un pedido a la Corte Penal Internacional. Principalmente los grupos indígenas solicitaron peritar las antiguas escuelas residenciales dando comienzo a las investigaciones con radares de penetración de suelo.

En la Escuela Residencial de Indios Marieval un grupo de la Primera Nación Cowessess encontró 751 tumbas anónimas. En el internado de la isla Kuper, demolido en 1980, funcionaba una escuela industrial en la cual dos niñas murieron ahogadas huyendo y la cual fue incendiada por sus habitantes en 1896. Allí la Nación Penelakut detectó 160 tumbas sin identificar y sus sobrevivientes han erigido un memorial para recordar a las víctimas. 

Hasta ahora se identificaron 6.000 menores indígenas enterrados de manera anónima en los recintos de las residencias y las búsquedas continúan estimando que la cifra podría llegar a los 30.000. 

Actualmente la Constitución de Canadá reconoce tres grupos indígenas: las Primeras Naciones (que incluyen 64 comunidades), los metis y los inuits. Los líderes de estos grupos han denunciado a los responsables estatales y religiosos por las graves violaciones de derechos humanos y se encuentran trabajando con museólogos y forenses para establecer las causas de muerte. 

En el lugar donde está la escuela de Kamloops los familiares de las víctimas construyeron un altar improvisado para resignificar el sitio y convertirlo en un lugar de reposo para los niños. Al mismo tiempo, la comunidad comenzó a dejar zapatos de niños en plazas, parques y edificios públicos convirtiéndolos en un símbolo contra el olvido y un recuerdo de las víctimas. A lo largo de este proceso de descubrimiento se incineraron ocho iglesias y se derrumbaron las estatuas de la reina Victoria y de la reina Isabel. 

En 2008 Stephen Harper, en ese entonces Primer Ministro, emitió una disculpa en nombre del gobierno canadiense donde anunció compensaciones para las víctimas y estableció la Comisión de Verdad y Reconciliación como responsable de la investigación y las compensaciones. 

El informe de la Comision de la Verdad y la Reconciliación de 2015 reunió testimonios de víctimas y fuentes documentales estimando que 1 de cada 50 de los menores enviados a las residencias murió en esas instituciones siendo alrededor de 6.000 el total y catalogó a la política como un “genocidio cultural”. Un grupo de relatores de la ONU ha pedido indagar a los internados y solicitó al Vaticano colaborar en las investigaciones. En respuesta a la exigencia de una carta de disculpa pública, el Primer Ministro de Canadá Justin Trudeau lamentó los hechos y prometió la indemnización de las familias de las víctimas.

A pesar de la indemnización económica que han recibido las víctimas y sus hijos, se evidencia un trauma a nivel intergeneracional en el cual víctimas y familiares muestran secuelas persistentes de traumas, enfermedades, adicciones, depresión, tendencias al suicidio, afecciones emocionales y otras conductas derivadas de la separación de sus familias, la pérdida de su modo de vida y la degradación de su cultura. 

En 2022 el papa Francisco visitó Canadá para pedir disculpas en nombre de la Iglesia Católica, que tuvo que vender más de 40 propiedades para afrontar las demandas por abusos.

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