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con graves violaciones a los derechos humanos

El regreso de Ewuare I

Patrimonio artístico
Patrimonio artístico
Tema: Genocidio y/o crímenes masivos

Dirección

Residencia del Iyase del Reino Ancestral de Benín

País

Nigeria

Ciudad

Benin City

Continente

África

Tema: Genocidio y/o crímenes masivos

Objeto de memoria

Concientizar, a través de su ofrecimiento al British Museum en intercambio por los Bronces de Benín originales, acerca de la supervivencia de la tradición artística del pueblo Edo y del expolio cultural como consecuencia de las masacres y robos acontecidos durante la “expedición punitiva” del Ejército Británico al Reino de Benín en febrero de 1897.


Nombre o denominación institucional

El regreso de Ewuare I

Fecha de creación / identificación / declaración

2018

Acceso al público

Libre


Descripción del lugar

La placa con el nombre de “El regreso de Ewuare I” mide dos metros de largo por dos metros de ancho y está elaborada mediante técnicas ancestrales utilizadas por los habitantes del Reino de Benín (1180-1897) para esculpir y dar forma a una aleación de cobre y zinc a través de la técnica de la cera perdida. Con un peso total de más de dos toneladas, es la pieza más grande de la que se tenga conocimiento entre las que forman parte de los tradicionales Bronces de Benín, que continúan produciéndose contemporáneamente. En ella aparecen representados eventos históricos significativos ocurridos en el Reino durante el gobierno de Ewuare I, Oba (máxima autoridad y dirigente) del Reino entre 1440 y 1473.

Hacia fines del siglo XIX, siete potencias coloniales europeas (España, Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Portugal y el Reino Unido) regularon abrumadoramente a su favor los términos de colonización y comercio en y con las naciones del continente africano en la Conferencia de Berlín (1884). Pocas de estas naciones africanas lograron retener un grado considerable de independencia política y económica, entre ellas el reino de Benin, en la actual Nigeria. Gobernado por el Oba (título equivalente al de rey) Ovonramwen Nọgbaisi (1888–1914), este reino monopolizaba el comercio en sus territorios, actividad codiciada por la Compañía Real del Níger perteneciente al gobierno británico. En 1892 el Oba y esta compañía firmaron un tratado de libre comercio que permitía mayor poder de acción e influencia a los intereses británicos en la región, con el propósito último de adueñarse no sólo del comercio sino de los territorios mismos.

En noviembre de 1896, al surgir desacuerdos en la implementación del tratado y ante las quejas de los mercantes británicos a sus autoridades, la administración colonial del Protectorado de la Costa del Níger envió un contingente de representantes a negociar con el Oba de Benin. Como éste había rechazado encontrarse con los enviados británicos al estar celebrándose al momento el festival Igue, la presencia e insistencia de los mismos en territorio beninés fue interpretada como un acto hostil. Con excepción de dos sobrevivientes, el contingente de 18 británicos y aproximadamente 240 miembros africanos de la “expedición” fueron asesinados. El ataque sirvió así de justificación para la “expedición punitiva” que comenzó el 9 de febrero de 1897.

Durante los siguientes diez días, fuerzas de la Marina Real británica consistentes de 1200 hombres divididos en tres columnas comenzaron la invasión a la ciudad de Benin, capital del reino homónimo. Hasta la toma de la ciudad y durante los diez días que tomó a la “expedición” llegar hasta la misma, todos los pueblos y aldeas encontrados en el camino fueron masacrados e incendiados. La principal vía de ataque fue mediante artillería y utilizando bombas y cohetes, asesinando no sólo a las fuerzas de defensa del reino sino a toda la población civil incluyendo mujeres, ancianos y niños.

El 18 de febrero finalmente la ciudad de Benin fue capturada e incinerada por completo. El Oba Ovonramwen fue depuesto y exiliado a la ciudad de Calabar y reemplazado por un administrador residente británico, mientras que los jefes militares locales fueron asesinados por las fuerzas expedicionarias. Ocho miembros de las fuerzas británicas murieron en combate. El número de víctimas beninesas se desconoce aunque se estima en decenas de miles. Como consecuencia última de la “expedición punitiva”, el imperio británico ocupó el territorio del Reino de Benín y lo integró al Protectorado de la Costa del Níger y más tarde a la Nigeria colonial. Para algunos historiadores contemporáneos, la “expedición” formó parte de una serie de acciones coordinadas, desplegadas en el mismo momento histórico y referidas como retaliatorias con el objetivo real de avanzar la causa imperialista y los intereses económicos británicos en el continente africano.

Los espacios sagrados, ceremoniales y gubernamentales fueron saqueados previo a ser calcinados por los invasores: los expolios fueron apropiados por las tropas británicas; las cifras oficiales contaron aproximadamente 2.500 piezas entre artefactos ceremoniales y religiosos, instrumentos musicales, figuras, adornos, armas, herramientas y objetos de simbología política, cultural e histórica del reino de Benin. De éstas, casi la mitad fueron enviadas por el Almirantazgo del Reino Unido al Museo Británico, mientras que otras fueron otorgadas a los miembros de la “expedición” como botín y el resto subastadas para pagar los costos de la invasión. Estas piezas, indispensables para la constitución del patrimonio y la cultura visual y material del Reino de Benin y la actual Nigeria, se conocen hoy colectivamente como los Bronces de Benín. Dado su derrotero de apropiación y venta, se encuentran desperdigados actualmente en más de 120 instituciones en 19 países, la gran mayoría de ellas museos de arte y etnográficos en el continente europeo y Norteamérica.

Desde la constitución de la República Federal de Nigeria en 1960, luego del proceso de independización del Reino Unido, distintos organismos oficiales y de la sociedad civil nigeriana han reclamado por la restitución de los Bronces de Benin a las instituciones occidentales que los cuentan entre sus posesiones. Con el desarrollo de los procesos descolonizadores en el continente africano, y más adelante también de los distintos reclamos organizados alrededor de la restitución del patrimonio obtenido a través de la fuerza o ilegalmente, se avanzó en la articulación del estado nigeriano con grupos de la sociedad civil como el Art Loss Register o el comité de restituciones de la UNESCO. En este sentido, uno de los  más significativos fue la formación del Grupo de Diálogo de Benín (BDG, por sus siglas en inglés) en 2007. Este grupo de trabajo multilateral y colaborativo está integrado por delegados de los museos occidentales poseedores de piezas beninesas, representantes del gobierno nigeriano, la Corte Real de Benín y la Comisión Nacional de Museos y Monumentos. Si bien el BDG ha logrado algunas devoluciones por parte de la Universidad de Aberdeen (Escocia), el Jesus College de Cambridge (Reino Unido) y el Museo Metropolitano de Arte (EE UU), los avances han sido modestos de acuerdo a la cantidad de piezas y de instituciones poseedoras totales. Éstas se estiman en 4880 objetos en posesión de 129 instituciones fuera de Nigeria, de acuerdo a la base de datos del proyecto Digital Benin, lanzado por el BDG en el año 2020.

Para complementar a través de nuevas y originales vías los resultados obtenidos por los canales diplomáticos, los foros internacionales e inclusive las iniciativas conjuntas como el BDG, un gremio de artistas y artesanos nigerianos (el Gremio Ahiamwen de Benín) elaboró una propuesta de restitución que consiste en el intercambio de los objetos saqueados por piezas contemporáneas y nuevas elaboradas por ellos mismos con las mismas técnicas y materiales ancestrales que los Bronces de Benín “originales”. Específicamente, una de las piezas ofrecidas es la placa “El regreso de Eware I” al Museo Británico en Londres. Dicha institución cuenta con la mayor cantidad de piezas a nivel mundial, llegando al número de 944. La enorme mayoría de ellas fue entregada al Museo por el Almirantazgo del Reino Unido inmediatamente a su regreso de la “expedición punitiva” de 1897.

Miembros del Gremio Ahiamwen como su fundador y autor de la placa, el artista Osarobo Zeickner-Okoro, sostienen que las piezas ofrecidas tienen una vinculación plena con aquellas saqueadas por el simple hecho de que las comunidades de la etnia Edo originarias del ancestral Reino de Benin nunca dejaron de hacerlas: antes, durante y después del expolio sufrido. La permanencia de las técnicas, tradiciones y materiales empleados implica, para estos artistas y la comunidad que representan, que los actos criminales asociados al pasado colonial continúan extendiendo sus consecuencias en el presente al retratar a su civilización como muerta y clausurada en el pasado. Al confeccionar los bronces contemporáneos, las comunidades ponen de relieve la reactualización del trauma sufrido por ellos/as y su relevancia contemporánea. Este hecho también es subrayado por la organización de los artistas que elaboran los objetos en gremios como el Ahiamwen: ésta era la forma organizativa que en el antiguo Reino de Benín tenían los artesanos, con la explícita indicación por parte del Oba (equivalente a un rey) de preservar la historia y los eventos ocurridos en el reino y en la corte, funcionando como instancia de memoria cultural. El nombre mismo del gremio contemporáneo, Ahiamwen, significa “pájaro” en idioma Edo y referencia a la “vista de pájaro” que se precisa para abordar toda la historia beninesa.

De esta forma, el Gremio Ahiamwen intenta cambiar los términos del debate señalando que no sólo vidas humanas, tierras y recursos fueron parte del expolio de la “expedición punitiva”, sino también el patrimonio, la historia y la cultura de un pueblo que para reconocerse a sí mismo y continuar sus tradiciones se ve obligado a recurrir a reproducciones de instituciones extranjeras. Por otra parte, los artistas reconocen que la propuesta de intercambio es conceptual y simbólicamente significativa pero con escasas probabilidades concretas de que sus términos sean aceptados. Sin embargo, el propósito es que el Museo Británico al menos  reconozca la cultura moderna del Reino de Benin, su vitalidad y su vínculo con el pasado incorporando entre sus posesiones a los nuevos bronces.

En 2018, el Museo Británico comunicó oficialmente que la cuestión de aceptar la oferta y llevar a cabo el intercambio es una discusión que sólo tendrá lugar entre la institución y el Gremio, aunque la considera una propuesta generosa e interesante, y que su director, Hartwig Fischer, tuvo una audiencia con el Oba de Benín en 2018 que “incluyó la discusión de nuevas oportunidades para compartir y mostrar objetos del Reino de Benín”.

Tres años después Zeickner-Okoro declaró, tras reunirse con dos conservadores del Departamento de África del Museo, que la institución había aceptado su donación y expresado su interés en adquirir varias obras de otros artistas del Gremio. Sin embargo, luego de estas afirmaciones, un portavoz del Museo agradeció la reunión con el Director del Gremio Ahiamwen y manifestó que “por el momento no se ha hablado formalmente de la adquisición de estos objetos para la colección”, descartando además la posibilidad del intercambio.