Visita a Paraguay del equipo Mujeres de la tierra
Visita a Paraguay del equipo Mujeres de la tierra

Visita a Paraguay del equipo Mujeres de la tierra

Invitado por la Federación Nacional Campesina y la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay – CODEHUPI, el equipo visitó Paraguay en el contexto del 25-NOV, día internacional de la No Violencia contra las Mujeres.

Teta pyahu rapére
Jaspukái ñande rekovére

Por el camino hacia una patria nueva
Gritemos por nuestras vidas

Invitadas por la Federación Nacional Campesina y la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay – CODEHUPI, realizamos una visita al Paraguay en el contexto del 25 de noviembre, día internacional de la No Violencia contra las Mujeres. Fueron jornadas inolvidables en la que presentamos el libro de “Mujeres de la Tierra. Voces, saberes y experiencias de América Latina, el Caribe y África” en Asunción del Paraguay, visitamos chacras y participamos de una jornada imborrable en el asentamiento Crecencio González.

El 24 por la tarde, participamos en dos encuentros con mujeres rurales en parajes cercanos a Asunción. Allí estaba invitada la TV local. Fue conmovedor, poder conocer la relación de las mujeres con la tierra, la producción, los distintos cultivos, el modo de comercialización y por sobre todo, la epopeya llevada a cabo para conseguir la tierra. Fue especialmente emotivo el relato de las y los compañeros que contaban su experiencia explicando como toda su vida y su familia giraba alrededor de la tierra.

El 25 N la plaza Uruguay colmada, en medio de la magnificencia de la vegetación paraguaya que le daban a la jornada un marco imponente de belleza y trascendencia se erguía una estatua imponente de don José Gervasio Artigas, prócer uruguayo y precursor de las primeras medidas revolucionarias para la época, en cuanto al reparto de tierras y la necesidad de la Reforma Agraria, en beneficio de indios y negros, los “ignorados“ de nuestra historia.

En ese contexto se presentó esa creación colectica que significó “Mujeres de la Tierra. Voces, saberes y experiencias de América Latina, el Caribe y África”. Con la participación de más de 500 personas (en su gran mayoría mujeres rurales de distintos departamentos del Paraguay) y personalidades de los DDHH como Ricardo Canese, de la política y los movimientos sociales como Ermo Rodríguez, Marcial Gomez, la Senadora Nacional Esperanza Martínez y conocidas figuras ambientalistas del Paraguay. Integraron el panel Elena Hanono, Coordinadora general del proyecto de Mujeres de la Tierra del CIPDH-UNESCO, Ana María Riveiro, cofundadora del Movimiento de Mujeres en Lucha, Dora Flecha Presidenta del Frente Mujer del Partido Paraguay Piahura y Diana Pérez Secretaria de Género de la Federación Nacional Campesina del Paraguay.

Desde ese momento en adelante, fue todo emoción, fraternidad y un profundo y cálido intercambio de saberes y aprendizajes.

La mujer paraguaya atesora una histórica experiencia de lucha y organización Fueron las mujeres quienes se pusieron el país al hombro, como planteó una compañera, luego de La “Guerra Grande”[1] diezmados los hombres por su participación en la guerra.

Fue un riquísimo encuentro. Las compañeras plantearon sus estrategias para abordar la violencia machista en esa doble relación entre la organización para enfrentar los hechos que nos aquejan como mujeres y la lucha por la tierra que han significado que las compañeras tengan paridad con respecto al varón en los cargos de dirección de la organización. Tomaron la palabra referentas de los distintos departamentos (provincias) de Paraguay, evidenciando un funcionamiento democrático, tanto en el tiempo dedicado a cada intervención, como en la disciplina puesta de manifiesto en el desarrollo de las actividades pautadas.

Jóvenes artistas cerraron la jornada con hermosos cantos y bailes regionales, mostrando que en la actualidad, el campesinado paraguayo la “raza guaraní”[2] mantiene viva la reivindicación de la nación paraguaya. Esto se manifiesta en su orgullo y firme determinación de defender su pertenencia cultural.

Afiches y carteles con las demandas del movimiento de mujeres, contra los femicidios   y la violencia hacia las mujeres, con el significado de la lucha por la tierra, galardonaban la jornada. Cada frase, cada consigna, era algo vivo, para reafirmar los derechos de las mujeres, el orgullo por lo conseguido y la seguridad del camino emprendido.

Por la noche, fuimos invitadas a una cena, en el local de la Federación Nacional Campesina, donde se desarrolló una serie de intercambio de experiencias acerca de las condiciones de vida y de acceso (o no) a la tierra, como es la cuestión en nuestros países y los temas que son de mayor preocupación en éstos momentos, como es el tema de la concentración de la tierra y la producción, que claramente conspiran contra la soberanía.

Párrafo aparte merece la visita al Asentamiento Crescencio González que realizamos el 26 de noviembre. Situado en el departamento de San Pedro, el asentamiento, cuenta con un ejemplar centro de salud, 3 escuelas primarias y un colegio agrotécnico en los que estudian los hijos e hijas de los habitantes del asentamiento.  Crescencio González es una comunidad nacida y forjada en la lucha del campesinado. En noviembre de 1999 un grupo de campesinos “sin-tierras” de la zona, nucleados en la Federación Nacional Campesina – FNC, concretó la ocupación de las casi 5.000 hectáreas que hoy tiene el asentamiento. Días después la policía realizó un violento desalojo en el que fue asesinado Crescencio González y resultaron con graves heridas de bala otros 15 ocupantes.

Como plantean los compañeros de la Federación Campesina del Paraguay: “la tierra no es solo un bien o un medio de producción; es un medio de vida, es identidad, es felicidad y futuro. En el país más desigual del mundo en cuanto a tenencia de tierra[3] nuestra lucha central es la lucha por la Reforma Agraria. Crescencio González señala un camino hacia esa Reforma Agraria, y demuestra que es posible además de necesaria”.

El recibimiento de las y los compañeros/as paraguayos/as fue conmovedor. Impresionó la calidez y el afecto, especialmente en momentos en que la unidad de los pueblos de esta gran patria latinoamericana resulta cada vez más necesaria. Como lo planteara don José Gervasio Artigas “Los pueblos de América del Sur están íntimamente unidos por vínculos de naturaleza e intereses recíprocos.”

[1] La Guerra de la Triple Alianza, La Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) fue la contienda más sangrienta de América del Sur. Impulsada por las oligarquías y el imperio británico, comenzó en diciembre de 1864, como una lucha armada entre el Paraguay y el Brasil. Pero en mayo de 1865, se aliaron al Brasil el Uruguay y la Argentina, y así quedó formada la Triple Alianza.

[2] La expresión “raza guaraní” es utilizada por gran parte de la población paraguaya para referirse a algunos aspectos de la identidad nacional: en particular la ferocidad de la resistencia en esa desigual “Guerra Grande” que arrasó el Paraguay y dejó su población reducida a la mitad.

[3] El índice Gini es de 0,93, siendo 0 la mayor igual y 1 la mayor desigualdad.

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