6 de Febrero, Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina (A_RES_67_146)
6 de Febrero, Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina (A_RES_67_146)

Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina (A/RES/67/146)

Uno de los actos más repudiados y cobardes es ejercer violencia de género. Según la ONU, se define como “…Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”.

Por consiguiente es, sin dudas, una de las formas de violación más cruenta hacia los derechos humanos de las mujeres porque, a su vez, representa la violación más común y socialmente aceptada, sin importar la posición socioeconómica, etnia o religión, principalmente en aquellos países donde se lleva a cabo esta práctica ancestral que altera la composición morfológica y biológica natural de toda mujer.

Año tras año esta práctica provoca legiones y marcas para toda la vida y causa complicaciones en la salud a corto plazo, incluyendo dolores crónicos, sangrados e infecciones que, en muchas ocasiones, resultan mortales.

Por todo esto, en el año 2012, la Asamblea General de la ONU designó el 6 de febrero Día Internacional de Tolerancia Cero para la Mutilación Genital Femenina con la finalidad de que cada año haya una jornada de concienciación para ampliar y dirigir los esfuerzos en la eliminación de esta práctica.

En la actualidad, en cerca de 30 países de África y de Oriente Medio y Asia meridional, así como algunos países asiáticos (India, Indonesia, Iraq y Paquistán) y algunas pequeñas comunidades de Latinoamérica; se sigue realizando la mutilación genital femenina. Asimismo, persiste en poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda.

Para promover su erradicación es necesario que los Estados y las comunidades realicen esfuerzos coordinados y sistemáticos  en torno a la concienciación sobre los derechos humanos, la igualdad de género, la educación sexual y la atención a las víctimas de la ablación.

Es preciso realizar cambios culturales para que apoyar a las víctimas y abogar por la erradicación definitiva de esta práctica antinatural.

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