Brecha de Género
Brecha de Género

Análisis de la Brecha de Género actual en el continente africano

Algo que preocupa a los organismos de mujeres, a los movimientos feministas y a las instituciones de derechos humanos es que, en estas primeras dos décadas del siglo XXI, las conquistas por los derechos de las mujeres muchas veces se ven estancados por distintos factores que ya no encajan en la actualidad del tiempo que nos toca vivir. Si analizamos los últimos datos proporcionados por Naciones Unidas y que se dieron a conocer durante la celebración del Día Internacional de la Mujeres de 2024, todavía la brecha de género mundial se ubica en niveles iguales a los de la post pandemia a finales de 2022. Esto significa que la igualdad entre hombres y mujeres si bien no tuvo un retroceso tampoco obtuvo avances significativos.

En este contexto, es bueno remarcar que el continente africano ha demostrado un firme compromiso en la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Actualmente casi todos los países de este continente han ratificado la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, y más de la mitad ya han ratificado el Protocolo sobre los Derechos de la Mujer en África de la Unión Africana. Entre otros hitos cabe citar la declaración de la Unión Africana del periodo 2010–2020 como el Decenio de la Mujer Africana.

Pero hoy se plantea la necesidad de convocar o posibilitar un segundo Decenio de la Mujer Africana, porque no es que sea muy difícil avanzar sobre nuevas conquistas en derechos, sino lo que resulta difícil es mantener vigente lo que hasta ahora se ha conseguido en esta materia.

La realidad africana no comparte los mismos parámetros de análisis que pueden existir en Europa o en los países del norte. Estos parámetros en la búsqueda de ampliación de derechos para las mujeres africanas se asocian más con la realidad del cambio climático, las consecuencias de la escases de agua para la vida, el abandono de sus estudios superiores casi obligadas porque, antes los conflictos internos armados o la migración de los hombres, son ellas las que sí o sí deben hacerse cargo de sus familias, de la subsistencia y de sus economías para poder sobrevivir a lo que se le suma enfrentar, muchas veces, condiciones territoriales y geográficas hostiles.

Resulta preocupante y urgente pensar qué es lo que verdaderamente necesita África para no retroceder en las conquistas que hasta ahora las mujeres africanas han conseguido. Algunos datos negativos que todavía tienen que afrontar las mujeres africanas se enumeran a continuación:

  • Al ritmo actual, África tardaría más de 140 años en alcanzar la equidad de género.
  • Para la mayoría de las mujeres africanas, el mundo laboral sigue siendo una pesadilla. Viven expuestas a la inseguridad, a los acosos, a las escasas oportunidades de progresar en funciones profesionales y técnicas que ofrezcan la posibilidad de un nivel de vida más alto.
  • La tasa global de mortalidad materna en África es cuatro veces superior a la media mundial.
  • Todavía rige en muchos países de África restringir los derechos de las mujeres a ser propietarias de tierras o de una cuenta bancaria sin la firma de su marido, hombre o tutor masculino.
  • Si bien la actividad productiva rural de las mujeres representa más del 78% en todo el continente, son ellas las que reciben los peores salarios y estar expuestas a los trabajos más duros, desfavorables y desiguales.
  • La asistencia sanitaria es casi nula y muchas veces son atendidas solo si las acompañan un marido o un hombre de su familia.
  • La estigmatización por abandono del hogar es mucho más fuerte contra las mujeres africanas que lo que es para los hombres. Aún, si ese abandono fue resultado de maltratos físicos, violencias, violaciones o por matrimonios forzados.
  • Si bien la tasa anual de nacimientos es mucho mayor en el caso de las mujeres africanas que de varones, se contraponen este nivel en la etapa adulta y de la tercera edad, ya que son los varones los que más llegan.
  • La discriminación racial, o por el hecho de pertenecer a una determinada etnia, también es mucho mayor en las mujeres africanas que en los varones.
  • En temas de educación, todavía hoy en muchos países de África las familias priorizan la educación de los hijos varones por encima de sus hijas mujeres.

Estos son algunos de los datos sobre el por qué preocupa tanto aún hoy mantener los logros del camino hasta aquí conquistado en materia de derechos de las mujeres y niñas africanas. Todavía existen diferencias marcadas y uno de los ejemplos donde se percibe más claramente la diferencia entre la igualdad y la equidad es en el trato a las personas según su género. La igualdad de género estipula que hombres y mujeres tengan los mismos derechos y que en las sociedades esto se aplique sin objeción ni contrariedad.

Lamentablemente la “igualdad” imperante no tiene en cuenta las barreras invisibles que suponen los valores y las normas formales, y que aún hoy están ligadas a ideas patriarcales o disposiciones legitimadas por la cultura o las tradiciones ancestrales de cada etnia o región.

La brecha de género es un tema que debe ser abordado desde una mirada multicultural, fuera de cualquier condición estructurada, impuesta o elaborada por sectores de la sociedad que pretenden seguir con siempre y que sostienen contraponer sus privilegios de siglos por sobre los privilegios de una sociedad más justas, igualitaria y con un acceso de derechos sin diferenciación de género.

Las propuestas y proyectos que presenta el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos UNESCO para 2024, apuntan a conseguir estos objetivos. Seguir en la promoción de los derechos humanos es la única herramienta posible para deshacer brechas y desanudar desigualdades. Invitamos a que nos acompañen en este camino y se sumen a nuestros objetivos.

Fuentes
ONU
ONU Mujeres
UNESCO

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