Para reforzar el compromiso impulsado por la Resolución (A/RES/317(IV) de Naciones Unidas de 1949, el equipo de trabajo sobre Esclavitud de la ONU recomendó en 1985 que el 2 de diciembre fuera proclamado “Día Mundial para la Abolición de la Esclavitud” en todas sus formas. Por ello, de 1985 a 1994 se celebró el “Día Mundial contra la Esclavitud” y en 1995 pasó a denominarse “Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud”.
Hoy existen diferentes métodos que esclavizan, someten y oprimen a las personas. Estas prácticas son tan aberrantes como las del pasado. Trabajo forzado, trabajo infantil, explotación sexual, trata de personas, matrimonios forzados, el reclutamiento de niños-soldados, entre otros, son algunas de lo que se considera dentro de la concepción de “esclavitud moderna”.
La esclavitud moderna se da en casi todos los países y atraviesa líneas étnicas, culturales y religiosas. Más de la mitad (52%) de todos los trabajos forzados y una cuarta parte de todos los matrimonios forzados se encuentran en países de renta media-alta o alta.
Según las últimas estimaciones de Naciones Unidas (ONU), unos 50 millones de personas están sometidas a esclavitud moderna, de las cuales 28 millones a trabajos forzados y 22 millones a matrimonios forzados. Casi una de cada ocho personas sometidas a trabajos forzados son niños y niñas (3,3 millones), y más de la mitad de ellos se encuentran en situación de explotación sexual comercial.
Esta fecha tiene como objetivo efectuar un enérgico llamamiento a los Estados y a la comunidad internacional para, conjuntamente, trabajar en medidas urgentes para abolir todo tipo de esclavitud y, de esa manera, asegurar y garantizar los derechos humanos de las personas.