La lengua materna es el recurso vivo que adquirimos al nacer y moldea nuestro modo de ver el mundo y las palabras o señas que constituyen nuestro idioma natal son nuestra conexión con el mundo. Reflexionar sobre nuestra lengua nos ayuda a comprender nuestro comportamiento, relaciones y orígenes.

El Día Internacional de la Lengua Materna (DILM) se celebra anualmente cada 21 de febrero con el objetivo de promover la diversidad lingüística y la educación multilingüe. Fue una iniciativa de Bangladesh y se aprobó en la Conferencia General de la UNESCO de 1999.

En enero de 2006 UNESCO creó un órgano de vigilancia estratégico (el Equipo Especial sobre las Lenguas y el Plurilingüismo) y una estructura de vigilancia operativa (la red de Centros de Coordinación de los Idiomas) para garantizar la sinergia entre todos los sectores y servicios preocupados por los idiomas.

Se estima que al menos 43% de las 6.000 lenguas, que se calcula que se hablan en el mundo, están en peligro de extinción dado que tan solo unos pocos centenares de idiomas han tenido el privilegio de incorporarse a los sistemas educativos y al dominio público y que menos de un centenar se usan en el mundo digital.

Un dato revelador proporcionado por UNESCO señala que la diversidad lingüística se encuentra cada vez más amenazada por el aumento de lenguas que desaparecen. Cada dos semanas, como promedio, una lengua desaparece, llevándose con su extinción el patrimonio cultural e intelectual que las sostiene.

Por eso debemos considerar de importancia bregar por conservar la lengua materna por ser parte de nuestra identidad. Al preservar la diversidad de lenguas se fomentan valores como la tolerancia y el respeto.