La Trata de personas y en especial, el sometimiento a la esclavitud, subsiste en este mundo desigual, principalmente por conflictos armados internos, situaciones económicas desfavorables, cuestiones de castas, condiciones de vulnerabilidad, entre otras. Deben denunciarse, condenarse y se les debe aplicarse el peso que la ley permita.
El sometimiento y la ausencia de derechos por siglos provocaron que millones de hombres, mujeres, niños y niñas hayan sido tratados como meras mercancías, sometidos a deplorables condiciones de vida y sufrimientos.
Este día internacional recuerda los sucesos cometidos en la noche del 22 al 23 de agosto de 1791, en Santo Domingo (actualmente Haití y la República Dominicana) donde se produjo el comienzo de una sublevación que sería decisiva e importante para la abolición del comercio transatlántico esclavo.
Se celebró por primera vez en 1998, en particular en Haití y en Senegal al año siguiente en 1999, países emblemáticos por el sufrimiento producto de la esclavitud. Actualmente esta fecha es conmemorada por las naciones como recordatorio de aquel pasado cruel y desprovisto de humanidad, pero también permite que se visibilice y salga a la luz este problema social que, lamentablemente y de forma total mente ilegal, todavía tiene lugar.
El sometimiento, la prohibición de todo derecho, la vulnerabilidad y las torturas provocadas por los captores son algunas de las marcas que las víctimas tuvieron que soportar y que llevaron como heridas abiertas durante todas sus vidas, aún una vez ya libres.
Cada año la UNESCO insta a los Estados miembro de Naciones Unidas, a que se sumen a esta conmemoración con el fin de recordar y no olvidar, de indagar y reflexionar, de mirar el pasado para seguir construyendo un presente y un futuro más igualitario, justo y humanitario, donde seamos vistos como iguales.