Los actos de terrorismo propagan una serie de ideologías del odio que hieren, dañan y matan a miles de personas inocentes cada año.

Abarcan una serie de complejas amenazas: el delito organizado en zonas de conflicto, combatientes extranjeros, “lobos solitarios” radicalizados y atentados con materiales químicos, biológicos, radiactivos, nucleares y explosivos.

La Asamblea General reconoce que la promoción y la protección de los derechos humanos y el estado de derecho en el ámbito nacional y los niveles internacionales son esenciales para prevenir y combatir el terrorismo. Por esta razón en la Resolución 72/165 (2017), se decide proclamar el 21 de agosto Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo.

El objetivo de conmemorar este día es honrar y apoyar a las víctimas y supervivientes del terrorismo y promover y proteger el goce pleno de sus derechos humanos y libertades fundamentales.

La capacidad de las Naciones Unidas y de los estados miembros en la prevención de conflictos, la negociación, la mediación, y el mantenimiento y la consolidación de la paz, es la forma más eficaz de luchar contra el terrorismo y respetar la dignidad humana y los derechos humanos de las personas.

Proclamar este día nos permite que, como sociedad, reflexionemos sobre esta nefasta práctica que se cobra la vida de ciento de personas cada año y que busquemos la paz y la unidad como única intervención humana posible.

Conmemoramos este día con respeto hacia las víctimas y con el compromiso de visibilizar esta problemática mundial.