La Convención de Naciones Unidas mediante el artículo 3 del Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas define a la trata como la captación, transporte, traslado, acogida o recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, fraude, engaño, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación.

Afecta principalmente a mujeres y niñas en su mayor porcentaje como víctimas identificadas y ha aumentado en hombres y niños en las últimas décadas. Los principales factores de riesgo que son aprovechados por los tratantes son: necesidades económicas, condición migratoria irregular, antecedentes de conflictos familiares, principalmente en niños, niñas y adolescentes.

Por eso y frente al constante avance de este grave delito que se extiende a lo largo y a lo ancho del mundo, el Día Mundial contra la Trata de Personas fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2013 con el fin de concientizar sobre este tema tanto a la sociedad como a los gobiernos.

La lucha contra la trata de personas conlleva un alto grado de compromiso, responsabilidad y acompañamiento a las víctimas. Los Estados deben garantizar juicio y castigo para quienes ejercen este delito y que atentan contra los derechos de cada una de las personas que caen en sus redes.